El republicano George Santos tomó este martes posesión de su cargo como congresista en la apertura del 118 Congreso de los Estados Unidos, pese a la investigación que están realizando las autoridades tras haber mentido sobre su experiencia laboral y estudios, entre otros asuntos. (Foto: EFE/SHAWN THEW)

Hay un congresista electo de Nueva York, que creó una nueva vida para sí mismo y se la vendió a los votantes. Una red intrincada de una mentira sobre otra, que fueron descubiertas, pero la dirección republicana, no hablará sobre el tema.

El congresista electo George Santos, cuya victoria en un distrito de Nueva York el mes pasado fue clave para que el Partido Republicano ganara la cámara, insistió en asistir al Congreso a pesar de admitir que fabricó partes clave de su biografía. Hay un número cada vez mayor de investigaciones sobre sus mentiras, y CNN informó que fiscales federales en Nueva York están revisando sus finanzas y fiscales locales están investigando sus fabricaciones.

Su apellido, Santos, no tiene nada de puro; si bien, tanto los candidatos demócratas como republicanos, han aderezado su currículum, no se había llegado a este nivel de mentiras tan descaradas, como las de Donald Trump. Republicanos han cerrado los ojos y los oídos a un hombre que construyó una campaña sobre mentiras y gobernó creando su propia versión del mundo, batiendo a diario el récord mundial Guinness de mentiras.

Este partido tuvo varias oportunidades para levantarse y decir no a las mentiras de Trump, que le costaron la vida a personas y dañaron nuestras relaciones a nivel internacional.

Trump fue acusado dos veces y la mayoría de los republicanos volvieron a caer en su red de mentiras y votaron a favor de la gran mentira de que las elecciones de 2020 fueron un fraude.

La insurrección en el capitolio no fue suficiente evidencia de violencia y mentiras como para detener su apoyo a un mentiroso en serie.

Los candidatos para las elecciones de 2022 del lado republicano fueron preparados y elegidos sobre la base de que aceptaron la gran mentira. Muchos en lo alto y lo bajo del partido continuaron abrazándola. Y peor aún, siguieron dándole plata al expresidente y así, se eligieron a 150 negacionistas electorales.

Pero no todos en el partido Republicano han aceptado la “Big Lie Kool”, y esto fue evidente en el trabajo del comité del 6 de enero. Muchos dicen que no están de acuerdo con las mentiras y los mentirosos, pero tienen demasiado miedo para decir algo en público. Y así, pierden su legitimidad moral.

En Georgia, el candidato al Senado, Herschel Walker, mintió desde el primero hasta el último día de las elecciones. No solo era un mentiroso, sino que era un hombre que usaba la violencia y apoyaba el aborto, a pesar de que el aborto debería haber sido una línea roja que ningún político republicano podía cruzar. Los principales senadores republicanos hicieron campaña por él y el partido recaudó millones de dólares por su esfuerzo; sin cuestionarlo por mentir y su doble moral.

Y que decir de Kari Lake, candidata republicana a gobernadora en Arizona, que miente sobre los resultados de las elecciones que muestran que perdió.

Así que, ahora tenemos a un recién elegido Santos, que ha construido una nueva personalidad sobre mentiras, y a un candidato a presidente de la Cámara que necesita de su voto.

El aplazamiento para elegir al presidente de la Cámara Baja en el Congreso, por la falta de acuerdo entre McCarthy y sus 20 oponentes del ala más conservadora del Partido Republicano, 19 de ellos simpatizantes de Trump, quien, de hecho, apeló para que voten por McCarthy, revela lo que se nos viene. Más confusión sin confesión.

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