(Foto: AP/Venezuela/Archivo)

Buenos Aires, Argentina- Son raros los miembros del gabinete del gobierno de Venezuela. Por un lado permiten y aceptan tener la inflación más alta del universo; aceptan ser respetados por cada vez menos países; también aceptan torturar y degradar a su población con escasez de alimentos y con mínimas posibilidades de trabajo; aceptan tener presos políticos y perseguir a todos los que no piensen como ellos; aceptan incluso y sin importarles demasiado, ser considerados como uno de los peores gobiernos del mundo. Eso sí, no aceptan, bajo ningún punto de vista, tener miembros de sus fuerzas armadas a militares gais. Indudablemente, es más grave ser gay que corrupto.

Dos casos emblemáticos se han sabido en estos días cuando el capitán José desertó acorralado por años de presiones, mientras que al teniente Rafael le abrieron un juicio y lo expulsaron. Ambos tenían expedientes limpios en la Fuerza Armada de Venezuela pero ser homosexuales les valió persecución, discriminación y humillaciones.

A pesar de que en buena parte de la región y el mundo se han ido aceptando y legislando el matrimonio igualitario, la adopción de parejas homoparentales o los casos de identidad de género, el régimen chavista ha rechazado sistemáticamente impulsar cualquier tipo de legislación para proteger los derechos civiles de la población LGBT+. De hecho, a pesar de los reclamos de derogación por parte de activistas LGBT+ y por los Derechos Humanos ante la Asamblea General controlado por el oficialismo, el código mantiene inamovible este artículo.

El caso del capitán de la Guardia Nacional  José de 36 años (no es su nombre real) es uno de los más significativos  “En este país hay militares corruptos, ladrones, narcotraficantes, con procedimientos que los sancionan y siguen trabajando como si nada” mientras recuerda que de acuerdo al gobierno de Nicolás Maduro, la acusación de practicar actos “contra natura” puede acarear tres años de cárcel y una salida deshonrosa, según el Código Orgánico de Justicia Militar vigente lo que obliga a militares homosexuales a ocultarse.

“La primera pregunta que te hacen en la entrevista de ingreso es ¿Cuál es su inclinación sexual: homosexual, bisexual o heterosexual? Si no respondes que eres heterosexual estás descartado, allí empieza el primer filtro” dice Rafael (tampoco es su nombre) el teniente del Ejército expulsado de 37 años.

Ambos ex militares coinciden en una serie de afirmaciones sobre hechos en los que fueron protagonistas. Preguntas sobre si eran casados, si tenían hijos o si tenían novia eran determinantes para ascender a grados superiores.

Estos dos militares debieron soportar muy malos momentos y quedaron devastados con consecuencias que afectaron la salud de ambos, ahora están en proceso de llevar sus casos al Tribunal Supremo de Justicia y lograr un probable reenganche. Lo procedente es “declarar la inconstitucionalidad de este artículo con una reforma o una sentencia de la sala del TRJ, como ha sucedido en Colombia y Perú” declaró el abogado Kelvi Zambrano de la ONG Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia, aunque sabiendo cómo se maneja la justicia en Venezuela, suena un tanto difícil.

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