12 C
Philadelphia
spot_img
53.5 F
Philadelphia
Inicio Blog Página 243

Puerto Rico se prepara para las elecciones mientras un candidato de un tercer partido hace historia

Puerto Rico
Una valla publicitaria que promueve al Partido Independentista de Puerto Rico y al candidato a gobernador del Movimiento de Victoria Ciudadana, Juan Dalmau, se eleva sobre una carretera, en San Juan, Puerto Rico, el 2 de noviembre de 2024. (Foto: VOA)

Por primera vez en las elecciones para la gobernación de Puerto Rico, un candidato de un tercer partido ocupa un poderoso segundo sitio en las encuestas antes de la votación en este territorio estadounidense, programada para el martes.

Los dos partidos que han dominado la política puertorriqueña durante décadas están perdiendo su influencia mientras enfrentan la competencia más férrea hasta la fecha de una generación más joven harta de la corrupción en la isla, los constantes cortes de energía y la mala gestión de los fondos públicos.

Por primera vez en las elecciones para la gobernación de la isla, un candidato de un tercer partido ocupa un poderoso segundo sitio en las encuestas antes de la votación en este territorio estadounidense programada para el martes, y algunos expertos dicen que hay posibilidades de que pueda ganar.

“Esta elección ya es histórica”, dijo el analista político y profesor universitario Jorge Schmidt Nieto. “Ya marca un antes y un después”.

Juan Dalmau se postula por la alianza del Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana, apenas fundado en 2019. Una encuesta internacional de Gaither realizada este mes muestra a Dalmau acercándose a Jenniffer González, del Partido Nuevo Progresista y actual comisionada residente por Puerto Rico en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. González venció al gobernador Pedro Pierluisi en las primarias de su partido en junio.

La encuesta de Gaither muestra a Dalmau con el 29 % de apoyo frente al 31 % de González, ya que él casi la alcanzó desde que una encuesta diferente en julio le mostró con sólo el 24 % en comparación con el 43 % de la congresista. En tercer lugar se ubicaba Jesús Manuel Ortiz, del Partido Popular Democrático, seguido por Javier Jiménez del Proyecto Dignidad, un partido conservador fundado en 2019.

Bajo presión

La política puertorriqueña gira en torno al estatus de la isla. Hasta 2016, el Partido Nuevo Progresista, que apoya la estadidad, y el Partido Popular Democrático, que respalda el status quo, se repartían al menos el 90 % de todos los votos durante las elecciones generales, detalló Schmidt.

Pero ese año, el Congreso estadounidense creó una junta de control federal para supervisar las finanzas de Puerto Rico después que el gobierno anunciara que no podía pagar una deuda pública de más de 70.000 millones de dólares. En 2017, Puerto Rico se declaró en la mayor quiebra municipal de la historia de Estados Unidos.

La deuda se acumuló a través de décadas de corrupción, mala gestión y solicitud excesiva de préstamos. La Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico aún lucha por reestructurar su deuda de más de 9.000 millones de dólares, la mayor de cualquier agencia gubernamental.

Los puertorriqueños han rechazado y resentido en gran medida la presencia de la junta, creada un año antes de que el huracán María azotara la isla con fuerza de categoría 4, arrasando la red eléctrica.

En 2020, Pierluisi ganó pero recibió apenas el 33 % de los votos. Su oponente del Partido Popular Democrático obtuvo el 32 %. Fue la primera vez que ninguno de los partidos alcanzó el 40 % de los sufragios.

Los cortes de energía que han persistido desde las elecciones, junto con el ritmo lento de la reconstrucción después del paso del huracán, han frustrado y enfurecido a los votantes. Bajo Pierluisi, el gobierno firmó contratos con dos compañías, Luma Energy y Genera PR, que juntas supervisan la generación, transmisión y distribución de energía. Los cortes han persistido, y las compañías han culpado a una red que ya se estaba desmoronando antes de que el huracán golpeara debido a falta de mantenimiento e inversión.

“Han ocurrido cosas desastrosas durante este mandato de cuatro años, especialmente con la energía eléctrica”, dijo Schmidt. “Ha afectado a todos, independientemente de la clase social.”

Los votantes, dijo, están viendo las elecciones del martes “como un momento de venganza.”

Dalmau ha prometido expulsar a ambas compañías de manera “organizada” en seis meses si se convierte en gobernador. Ortiz dijo que cancelará el contrato de Luma, al tiempo que González ha pedido la creación de un “zar de la energía” que revise posibles incumplimientos contractuales de Luma mientras se encuentra a otro operador.

Sin embargo, ningún contrato puede ser cancelado sin la aprobación previa de la junta de control federal y el Negociado de Energía de Puerto Rico.

Los candidatos también están bajo presión para crear viviendas asequibles, reducir las facturas de energía y el costo general de la vida, disminuir los crímenes violentos, impulsar la economía de Puerto Rico —la isla está bloqueada en los mercados de capitales desde 2015—, y mejorar un sistema de salud ruinoso mientras miles de médicos emigran al territorio continental de Estados Unidos.

Dalmau —que suspendió su campaña durante dos semanas a mediados de octubre luego que su esposa se sometió a una cirugía cerebral de emergencia— también ha dicho que eliminará las exenciones fiscales para los estadounidenses adinerados que vienen del territorio continental de Estados Unidos.

Predomina la apatía

A pesar de sus promesas de cambiar Puerto Rico, los candidatos enfrentan una persistente apatía de los votantes.

En las elecciones de 2008 participaron 1,9 millones de un total de 2,5 millones de votantes registrados, en comparación con 1,3 millones de un total de 2,3 millones en 2020.

Este año, casi 99.000 nuevos votantes se registraron y más de 87.000 reactivaron su estatus, según la Comisión Estatal de Elecciones de Puerto Rico.

“Se esperaba un número mucho mayor”, subrayó Schmidt.

Señaló que los de mediana edad y mayores favorecen a González y su partido proestadidad, mientras que los menores de 45 años “abrumadoramente” favorecen a Dalmau, lo que significa que si una mayoría de votantes jóvenes participan el martes y menos de los mayores lo hacen, él podría tener una oportunidad de ganar.

El factor Bad Bunny

Los meses previos a las elecciones del 5 de noviembre han sido conflictivos.

La superestrella del reguetón Bad Bunny pagó por docenas de anuncios en vallas publicitarias en los que criticaba a los dos principales partidos de Puerto Rico. En respuesta, el partido del gobernador, el Partido Nuevo Progresista, financió un anuncio en una valla publicitaria sugiriendo una obscenidad en referencia a Bad Bunny.

El viernes, el cantante publicó una carta de una página en un periódico local criticando al partido proestadidad de González.

Aunque el artista no ha respaldado a ningún funcionario local, la única persona que recientemente comenzó a seguir en Instagram fue a Dalmau.

El domingo se presentó brevemente en el cierre de la campaña de Dalmau. El silencio se apoderó de una multitud de decenas de miles de personas mientras Bad Bunny hablaba antes de cantar, diciendo que él no respalda a ningún candidato ni partido específicos.

“Mi partido es el pueblo… mi partido es Puerto Rico”, declaró, y posteriormente elogió la alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana.

Una pregunta persistente

A los votantes el martes también se les consultará por séptima vez cuál debería ser el estatus político de Puerto Rico.

El referéndum no vinculante ofrecerá tres opciones: estadidad, independencia e independencia con libre asociación, bajo la cual se negociarían cuestiones como las relaciones exteriores, la ciudadanía estadounidense y el uso del dólar.

Independientemente de cuál sea el resultado, un cambio de estatus requiere la aprobación del Congreso de Estados Unidos.

“Para mucha gente, es un ejercicio desmoralizador votar en un referéndum no vinculante”, dijo Christina Ponsa-Kraus, profesora de la Facultad de Derecho de Columbia. “La razón por la que los puertorriqueños han votado siete veces es que cada vez que votan, el Congreso no hace nada”.

La presión por un cambio de estatus no depende de si Kamala Harris o Donald Trump ganan la presidencia en la parte continental de Estados Unidos.

“Lo que está en juego va más allá de quién se convierte en presidente, sino quién controla el Congreso”, explicó Ponsa-Kraus, al hacer un llamado al Congreso estadounidense para que le ofrezca a Puerto Rico “opciones no coloniales”.

Dijo también que es difícil decir si la candidatura a gobernador de Dalmau, quien ha representado durante mucho tiempo al Partido Independentista Puertorriqueño, afectará el voto del plebiscito.

“Mi sensación es que… la gente puede distinguir entre un candidato y una opción de estatus”, afirmó. “Creo que los puertorriqueños históricamente no han apoyado la independencia porque no quieren perder su ciudadanía ni la capacidad de moverse libremente entre la parte continental de Estados Unidos y la isla.”

Here’s what to watch as Election Day approaches in the U.S.

Election Day
This combination of file photos shows Democratic presidential nominee Vice President Kamala Harris, left, speaking at a campaign rally in Charlotte, N.C., on Sept. 12, 2024, 2024, and Republican presidential nominee former President Donald Trump speaking a town hall campaign event in Warren, Mich., on Sept. 27, 2024. (Photo: AP)

Election Day is nearly upon us. In a matter of hours, the final votes in the 2024 presidential election will be cast.

In a deeply divided nation, the election is a true toss-up between Democrat Kamala Harris and Republican Donald Trump.

We know there are seven battleground states that will decide the outcome, barring a major surprise. But major questions persist about the timing of the results, the makeup of the electorate, the influx of misinformation — even the possibility of political violence. At the same time, both sides are prepared for a protracted legal battle that could complicate things further.

Here’s what to watch on the eve of Election Day 2024:

History will be made either way

Given all the twists and turns in recent months, it’s easy to overlook the historical significance of this election.

Harris would become the first female president in the United States’ 248-year history. She would also be the first Black woman and person of South Asian descent to hold the office. Harris and her campaign have largely played down gender and race fearing that they might alienate some supporters. But the significance of a Harris win would not be lost on historians.

A Trump victory would represent a different kind of historical accomplishment. He would become the first person convicted of a felony elected to the U.S. presidency, having been convicted of 34 felony counts in a New York hush-money case little more than five months ago.

Trump, who is still facing felony charges in at least two separate criminal cases, argued that he is the victim of a politicized justice system. And tens of millions of voters apparently believe him — or they’re willing to overlook his extraordinary legal baggage.

How long will it take to know the winner?

Election Day in the United States is now often considered election week as each state follows its own rules and practices for counting ballots — not to mention the legal challenges — that can delay the results. But the truth is, nobody knows how long it will take for the winner to be announced this time.

In 2020, The Associated Press declared President Joe Biden the winner on Saturday afternoon — four days after polls closed. But even then, The AP called North Carolina for Trump 10 days after Election Day and Georgia for Biden 16 days later after hand recounts.

Four years earlier, the 2016 election was decided just hours after most polls closed. The AP declared Trump the winner on election night at 2:29 a.m. (it was technically Wednesday morning on the East Coast).

This time, both campaigns believe the race is extremely close across the seven swing states that are expected to decide the election, barring a major surprise: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, North Carolina, Pennsylvania and Wisconsin.

The size of the map and the tightness of the race make it hard to predict when a winner could be declared.

Where can I find early clues about how the contest might unfold?

Look to two East Coast battleground states, North Carolina and Georgia, where the results could come in relatively quickly. That doesn’t mean we’ll get the final results in those states quickly if the returns are close, but they are the first swing states that might offer a sense of what kind of night we’re in for.

To go deeper, look to urban and suburban areas in the industrial North and Southeast, where Democrats have made gains since 2020.

In North Carolina, Harris’ margins in Wake and Mecklenburg Counties, home to the state capital of Raleigh and the state’s largest city, Charlotte, respectively, will reveal how much Trump will need to squeeze out of the less-populated rural areas he has dominated.

In Pennsylvania, Harris needs heavy turnout in deep blue Philadelphia, but she’s also looking to boost the Democrats’ advantage in the arc of suburban counties to the north and west of the city. She has campaigned aggressively in Bucks, Chester, Delaware and Montgomery counties, where Biden improved on Clinton’s 2016 winning margins. The Philadelphia metro area, including the four collar counties, accounts for 43 percent of Pennsylvania’s vote.

Elsewhere in the Blue Wall, Trump needs to blunt Democratic growth in Michigan’s key suburban counties outside of Detroit, especially Oakland County. He faces the same challenge in Wisconsin’s Waukesha County outside of Milwaukee.

Where are the candidates?

Trump will likely spend the very early hours of Election Day in Michigan, where he is scheduled to hold a final late-night rally in Grand Rapids as has become his tradition.

The Republican candidate plans to spend the rest of the day in Florida, where he is expected to vote in person — despite previously saying he would vote early. He’s scheduled to hold a campaign watch party in Palm Beach Tuesday night.

Harris plans to attend an Election Night party at Howard University in Washington, a historically Black university where she graduated with a degree in economics and political science in 1986 and was an active member of Alpha Kappa Alpha sorority.

Aside from Howard, she has no public schedule announced for Election Day.

Harris said Sunday that she had “just filled out” her mail-in ballot and it was “on its way to California.”

Who’s left to show up on Election Day?

On the eve of Election Day, it’s unclear which voters will show up to cast ballots on Tuesday.

More than 77 million people participated in early voting — either in person or through the mail. So many people already cast ballots that some officials say the polls in states like Georgia might be a “ghost town” on Election Day.

One major reason for the surge is that that Trump has generally encouraged his supporters to vote early this time, a reversal from 2020 when he called on Republicans to vote only in-person on Election Day. The early vote numbers confirm that millions of Republicans have heeded Trump’s call in recent weeks.

The key question, however, is whether the surge of Republicans who voted early this time will ultimately cannibalize the number of Republicans who show up on Tuesday.

There are also shifts on the Democratic side. Four years ago, as the pandemic lingered, Democrats overwhelmingly cast their ballots early. But this time around, without the public health risk, it’s likely that more Democrats will show up in person on Election Day.

That balance on both sides is critical as we try to understand the early returns. And it’s on the campaigns to know which voters they still need to turn out on Tuesday. On that front, Democrats may have an advantage.

Trump’s campaign and the Republican National Committee have outsourced much of their get-out-the-vote operation operation to outside groups, including one funded largely by billionaire Trump ally Elon Musk that’s facing new questions about its practices. Harris’ campaign, by contrast, is running a more traditional operation that features more than 2,500 paid staffers and 357 offices in battleground states alone.

Could there be unrest?

Trump has been aggressively promoting baseless claims in recent days questioning the integrity of the election. He falsely insists that he can lose only if Democrats cheat, even as polls show that show the race is a true toss-up.

Trump could again claim victory on election night regardless of the results, just as he did in 2020.

Such rhetoric can have serious consequences as the nation saw when Trump loyalists stormed the Capitol on Jan. 6, 2021 in one of the darkest days in modern American history. And unfortunately, there is still a potential of further violence this election season.

The Republican National Committee will have thousands of “election integrity” poll monitors in place on Tuesday searching for any signs of fraud, which critics fear could lead to harassment of voters or election workers. In some key voting places, officials have requested the presence of sheriff deputies in addition to bulletproof glass and panic buttons that connect poll managers to a local 911 dispatcher.

At the same time, Trump allies note that he has faced two assassination attempts in recent months that raise the possibility of further threats against him. And police in Washington and other cities are preparing for the possibility of serious Election Day unrest.

As always, it’s worth noting that a broad coalition of top government and industry officials, many of them Republicans, found that the 2020 election was the “most secure” in American history.”

Harris and Trump will both make a furious last-day push before Election Day

Harris
Republican presidential nominee former President Donald Trump and Democratic presidential nominee Vice President Kamala Harris shake hands before the start of an ABC News presidential debate at the National Constitution Center, Tuesday, Sept. 10, 2024, in Philadelphia. (Photo: AP/Alex Brandon)

A presidential campaign that has careened through a felony trial, an incumbent president being pushed off the ticket and multiple assassination attempts comes down to a final push across a handful of states on the eve of Election Day.

Kamala Harris will spend all of Monday in Pennsylvania, whose 19 electoral votes offer the largest prize among the states expected to determine the Electoral College outcome. The vice president and Democratic nominee will visit working-class areas including Allentown and end with a late-night Philadelphia rally that includes Lady Gaga and Oprah Winfrey.

Donald Trump plans four rallies in three states, beginning in Raleigh, North Carolina and stopping twice in Pennsylvania with events in Reading and Pittsburgh. The Republican nominee and former president ends his campaign the way he ended the first two, with a late Monday night event in Grand Rapids, Michigan.

About 77 million Americans already have voted early, but Harris and Trump are pushing to turn out many millions more supporters on Tuesday. Either result on Election Day will yield a historic outcome.

A Trump victory would make him the first incoming president to have been indicted and convicted of a felony, after his hush-money trial in New York. He will gain the power to end other federal investigations pending against him. Trump would also become the second president in history to win non-consecutive White House terms, after Grover Cleveland in the late 19th century.

Harris is vying to become the first woman, first Black woman and first person of South Asian descent to reach the Oval Office, four years after she broke the same barriers in national office by becoming President Joe Biden’s second in command.

The vice president ascended to the top of the Democratic ticket after Biden’s disastrous performance in a June debate set into motion his withdrawing from the race. That was just one of a series of convulsions that have hit this year’s campaign.

Trump survived by millimeters a would-be assassin’s bullet at a rally in Butler, Pennsylvania. His Secret Service detail foiled a second attempt in September when a gunman had set up a rifle as Trump golfed at one of his courses in Florida.

Harris, 60, has played down the historic nature of her candidacy, which materialized only after the 81-year-old president ended his reelection bid after his June debate against the 78-year-old Trump accentuated questions about Biden’s age.

Instead, Harris has pitched herself as a generational change, emphasized her support for abortion rights after the Supreme Court’s 2022 decision ending the constitutional right to abortion services, and regularly noted the former president’s role in the Jan. 6 attack on the U.S. Capitol. Assembling a coalition ranging from progressives like Rep. Alexandria Ocasio-Cortez of New York to Republican former Vice President Dick Cheney, Harris has called Trump a threat to democracy and late in the campaign even embraced the critique that Trump is accurately described as a “fascist.”

Heading into Monday, Harris has mostly stopped mentioning Trump. She is promising to solve problems and seek consensus, while sounding an almost exclusively optimistic tone reminiscent of her campaign’s opening days when she embraced “the politics of joy” and the campaign theme “Freedom.”

“From the very start, our campaign has not been about being against something, it is about being for something,” Harris said Sunday evening at Michigan State University.

Trump, renewing his “Make America Great Again” and “America First” slogans, has made his hard-line approach to immigration and withering criticisms of Harris and Biden the anchors of his argument for a second administration. He’s hammered Democrats for an inflationary economy, and he’s pledged to lead an economic “golden age,” end international conflicts and seal the U.S. southern border.

But Trump also has veered often into grievances over being prosecuted after trying to overturn Biden’s victory and repeatedly denigrated the country he wants to lead again as a “failed nation.” As recently as Sunday, he renewed his false claims that U.S. elections are rigged against him, mused about violence against journalists and said he “shouldn’t have left” the White House in 2021 — dark turns that have overshadowed another anchor of his closing argument: “Kamala broke it. I will fix it.”

The election is likely to be decided across seven states. Trump won Pennsylvania, Michigan and Wisconsin in 2016 only to see them flip to Biden in 2020. North Carolina, Georgia, Arizona and Nevada add the Sun Belt swath of the presidential battleground map.

Trump won North Carolina twice and lost Nevada twice. He won Arizona and Georgia in 2016 but saw them slip to Democrats in 2020.

Harris’ team has projected confidence in recent days, pointing to a large gender gap in early voting data and research showing late-deciding voters have broken her way. They also believe in the strength of their campaign infrastructure. This weekend, the Harris campaign had more than 90,000 volunteers helping turn out voters — and knocked on more than 3 million doors across the battleground states. Still, Harris aides have insisted she remains the underdog.

Trump’s team has projected confidence, as well, arguing that the former president’s populist appeal will attract younger and working-class voters across racial and ethnic lines. The idea is that Trump can amass an atypical Republican coalition, even as other traditional GOP blocks — notably college-educated voters — become more Democratic.

Dos enfoques sobre Puerto Rico: la agenda de Kamala Harris vs. el legado de Donald Trump

Combinación de fotografía donde se observa a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos: Donald Trump y Kamala Harris. (Foto: AP)

En los últimos años Puerto Rico ha enfrentado una serie de desafíos, desde devastadores huracanes hasta crisis económicas agravadas por el abandono político. En medio de este contexto, la vicepresidenta Kamala Harris se ha convertido en un símbolo de esperanza para la isla, en marcado contraste con el abandono y la falta de respeto mostrados por el expresidente Donald Trump.

El compromiso de Harris con Puerto Rico se refleja en su enfoque proactivo para reconstruir la infraestructura y la economía de la isla. Tras el impacto catastrófico del huracán María, que dejó a miles sin electricidad ni bienes básicos, Harris ha sido una firme defensora de un alivio equitativo para los desastres. Ha trabajado junto al presidente Biden para desbloquear miles de millones en fondos previamente retenidos, y asegurar que los puertorriqueños reciban el apoyo que tanto necesitan. Este financiamiento no es solo un salvavidas, sino que representa un compromiso para modernizar la red eléctrica, mejorar los sistemas de salud e invertir en programas de desarrollo económico que beneficiarán a los residentes de la isla.

En total contraste, el mandato de Trump estuvo marcado por comentarios despectivos sobre Puerto Rico y su gente. No bastó la infame referencia a la isla como “sucia” y “pobre”; llegó a sugerir que podría intercambiarse por Groenlandia. La respuesta de su administración al huracán María fue ampliamente criticada por su ineficacia, con informes de que él mismo bloqueó miles de millones en ayuda urgente. En lugar de ofrecer un apoyo genuino, sus visitas a la isla se caracterizaron por gestos superficiales, como lanzar rollos de papel higiénico a la multitud, lo que solo subrayó su falta de empatía con los puertorriqueños.

Harris busca revitalizar la economía y la infraestructura de la isla

La visión de Harris incluye la creación de un Grupo de Trabajo para una Economía de Oportunidades en Puerto Rico, destinado a fomentar un enfoque integral para la revitalización económica. Este grupo se enfocará en fortalecer la economía de la isla, con apoyo a las pequeñas empresas e inversión en industrias del futuro, como la energía limpia y las biociencias. Al simplificar los procesos federales y reducir la burocracia, Harris pretende agilizar los proyectos de recuperación ante desastres y crear una red energética resistente capaz de soportar futuras tormentas.

Además, Harris reconoce la importancia de la educación y el desarrollo de la fuerza laboral para el futuro de Puerto Rico. Ha propuesto ampliar el acceso a una educación bilingüe de alta calidad y programas de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), para asegurar que la próxima generación de puertorriqueños tenga las habilidades necesarias para competir en una economía global. Al fomentar alianzas entre escuelas secundarias, empresas locales e instituciones de educación superior, Harris aspira a crear vías para que los estudiantes obtengan empleos bien remunerados.

En su reciente discurso de cierre de campaña, Harris destacó el palpable contraste entre sus valores y el enfoque de Trump. Declaró que la principal prioridad de Donald Trump en un segundo mandato sería atacar y enjuiciar a quienes considera “enemigos”, y afirmó: “Donald Trump tiene una lista de personas a las que quiere procesar”. También señaló que Trump ha dado prioridad a “otorgar libertad a los extremistas violentos que atacaron a las fuerzas del orden el 6 de enero”. Harris recordó a los estadounidenses que Trump pretende utilizar al Ejército contra ciudadanos que simplemente no están de acuerdo con él, refiriéndose a ellos como “el enemigo interno”.

Harris aseveró que Trump es alguien “inestable, obsesionado con la venganza, consumido por el resentimiento y en busca de un poder sin límites”. En sus palabras: “Ha pasado más de una década manteniendo a los estadounidenses divididos y temerosos unos de otros. Ese es él”.

Además de sus iniciativas educativas, Harris está comprometida con mejorar el acceso a servicios bancarios y préstamos para emprendedores puertorriqueños. Su plan incluye ofrecer préstamos condonables a aquellos que históricamente han enfrentado barreras para iniciar o hacer crecer sus negocios. Este apoyo financiero es crucial para empoderar a los emprendedores locales y estimular el crecimiento económico en la isla. Al trabajar con bancos comunitarios e instituciones financieras de desarrollo, Harris busca crear un entorno en el que las pequeñas empresas puedan prosperar y generar empleos.

El caótico legado de Trump

El contraste entre el enfoque de Harris y el legado de Trump no podría ser más pronunciado. Mientras Harris busca relacionarse con las comunidades puertorriqueñas y atender sus necesidades, la Administración Trump con frecuencia ignoró las dificultades de la isla. Sus comentarios despectivos y la falta de acciones sustanciales dejaron a muchos puertorriqueños con una sensación de abandono y de irrespeto.

Harris enfatizó su compromiso de cerrar estas divisiones, asegurando a los estadounidenses: “Estoy aquí esta noche para decirles: él no es quienes somos”. Instó a un futuro libre del caos y la división que representa Trump, señalando: “Sabemos lo que Donald Trump tiene en mente: más caos, más división y políticas que benefician a los de arriba mientras perjudican a todos los demás”.

Puerto Rico se encuentra en una encrucijada, y el liderazgo de Kamala Harris ofrece una renovada esperanza y posibilidad. Su compromiso de invertir en la infraestructura, la educación y la economía de la isla refleja una profunda comprensión de los desafíos que enfrentan sus residentes. Al priorizar el apoyo equitativo y fomentar un enfoque colaborativo, Harris trabaja para reconstruir Puerto Rico y empoderar a su gente para que puedan cumplir sus sueños y aspiraciones.

Harris se comprometió a buscar un terreno común y soluciones pragmáticas que mejoren vidas, no para ganar puntos políticos, sino en aras del progreso: “Me comprometo a escuchar a los expertos, a quienes se verán afectados por mis decisiones y a quienes discrepan conmigo”. Harris enfatizó que, a diferencia de Trump, no considera enemigos a quienes disienten, y aseguró: “Él quiere encarcelarlos; yo les daré un lugar en mi mesa”.  Prometió ser una presidenta para todos los estadounidenses, poniendo al país por encima del partido o de la ambición personal: “Prometo siempre poner al país por encima del partido y de mí misma”.

El futuro de Puerto Rico se vislumbra más brillante bajo el liderazgo de la vicepresidenta Kamala Harris, cuyo enfoque es lo opuesto al descuido mostrado por Donald Trump. A medida que la isla se recupera, el compromiso de crear una Economía de Oportunidades será crucial para asegurar que los puertorriqueños puedan prosperar y tener éxito en los años venideros. La visión de Harris es de empoderamiento, resiliencia y esperanza: un cambio prometedor para el pueblo de Puerto Rico.

A tale of two visions: Kamala Harris’s agenda for Puerto Rico vs. Donald Trump’s legacy

Combinación de fotografía donde se observa a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos: Donald Trump y Kamala Harris. (Foto: AP)

In recent years, Puerto Rico has faced a myriad of challenges, from devastating hurricanes to economic struggles exacerbated by political neglect. Amidst this backdrop, Vice President Kamala Harris has emerged as a beacon of hope for the island, contrasting sharply with the abandonment and disrespect shown by former President Donald Trump.

Harris’s commitment to Puerto Rico is evident in her proactive approach to rebuilding the island’s infrastructure and economy. Following the catastrophic impact of Hurricane Maria, which left thousands without power and basic necessities, Harris has been a staunch advocate for equitable disaster relief. She has worked alongside President Biden to unlock billions in funding that had been previously withheld, ensuring that Puerto Ricans receive the support they desperately need. This funding is not just a lifeline; it represents a commitment to modernizing the electrical grid, enhancing healthcare systems and investing in economic development programs that will uplift the island’s residents.

In stark contrast, Trump’s tenure was marked by a series of disparaging remarks about Puerto Rico and its people. He infamously referred to the island as “dirty” and “poor,” suggesting at one point that it could be traded for Greenland. His administration’s response to Hurricane Maria was widely criticized for its inadequacy, with reports indicating that he blocked billions in much-needed aid. Instead of offering genuine support, Trump’s visits to the island were characterized by superficial gestures, such as tossing paper towels to a crowd, which only served to highlight his lack of understanding and empathy for the struggles faced by Puerto Ricans.

Harris seeks to revitalize the island’s economy and infrastructure

Harris’s vision for Puerto Rico includes the establishment of a Puerto Rico Opportunity Economy Task Force, aimed at fostering a comprehensive approach to economic revitalization. This task force will focus on rebuilding the island’s economic strength, supporting small businesses and investing in industries of the future, such as clean energy and biosciences. By streamlining federal processes and cutting red tape, Harris aims to expedite disaster recovery projects and create a resilient energy grid that can withstand future storms.

Moreover, Harris recognizes the importance of education and workforce development in shaping Puerto Rico’s future. She has proposed expanding access to high-quality bilingual education and STEM programs, ensuring that the next generation of Puerto Ricans is equipped with the skills necessary to compete in a global economy. By fostering partnerships between high schools, local businesses and higher education institutions, Harris aims to create pathways for students to secure good-paying jobs right out of school.

In her recent campaign closing speech, Harris outlined a sharp contrast between her values and Trump’s approach to governance. She stated that Donald Trump’s main priority in a second term would be to target and prosecute those he views as “enemies,” saying, “Donald Trump has a list of people he wants to prosecute.” She also pointed out that Trump has made it a top priority to “grant freedom to violent extremists who attacked law enforcement on January 6.” Harris reminded Americans that Trump aims to use the military against fellow citizens who simply disagree with him, referring to them as “the internal enemy.”

She went on to say that Trump is someone who is “unstable, obsessed with vengeance, consumed by grievance, and in pursuit of unchecked power.” In Harris’s words, “He’s spent over a decade keeping Americans divided and afraid of each other. That’s who he is.”

In addition to educational initiatives, Harris is committed to enhancing access to banking and lending for Puerto Rican entrepreneurs. Her plan includes providing forgivable loans to those who have historically faced barriers to starting or growing their businesses. This financial support is crucial for empowering local entrepreneurs and stimulating economic growth on the island. By working with community banks and development financial institutions, Harris seeks to create an environment where small businesses can thrive, ultimately leading to job creation and increased economic stability.

Trump’s legacy: a different approach

The stark contrast between Harris’s approach and Trump’s legacy could not be more pronounced. While Harris actively seeks to engage with Puerto Rican communities and address their needs, Trump’s administration often turned a blind eye to the island’s struggles. His dismissive comments and lack of substantial action left many Puerto Ricans feeling abandoned and disrespected.

Harris emphasized her commitment to bridging these divides, assuring Americans, “I am here tonight to tell you: he is not who we are.” She urged for a future free from the chaos and division that Trump represents, noting, «We know what Donald Trump has in mind: more chaos, more division, and policies that help those at the top while harming everyone else.”

As Puerto Rico stands at a crossroads, the leadership of Kamala Harris offers a renewed sense of hope and possibility. Her commitment to investing in the island’s infrastructure, education and economy reflects a deep understanding of the challenges faced by its residents. By prioritizing equitable support and fostering a collaborative approach, Harris is not only working to rebuild Puerto Rico but also to empower its people to realize their dreams and aspirations.

To Americans, Harris committed to seeking common ground and pragmatic solutions that would improve lives, not to score political points but to ensure progress. She assured voters, “I pledge to listen to the experts, to those who will be affected by my decisions, and to those who disagree with me.” Harris emphasized that, unlike Trump, she does not see dissenters as enemies, promising, “He wants to jail them; I will give them a place at my table.”

Harris vowed to be a president for all Americans, placing the country above party or personal ambition. In her words, “I pledge to always put country above party and above myself.”

The future of Puerto Rico looks brighter under the leadership of Vice President Kamala Harris, who contrasts sharply with the neglect shown by Donald Trump. As the island continues to recover and rebuild, the commitment to creating an Opportunity Economy will be pivotal in ensuring that Puerto Ricans can thrive and succeed in the years to come. Harris’s vision is one of empowerment, resilience, and hope—a stark departure from the past and a promising path forward for the people of Puerto Rico.

A presidential campaign unlike any other ends on Tuesday. Here’s how we got here

campaign
Voters are reflected in a window near an American flag as they mark their ballots during early voting in the general election, Friday, Nov. 1, 2024, at City Hall in Providence, R.I. (Photo: AP/Steven Senne)

It’s the election that no one could have foreseen.

Not so long ago, Donald Trump was marinating in self-pity at Mar-a-Lago after being impeached twice and voted out of the White House. Even some of his closest allies were looking forward to a future without the charismatic yet erratic billionaire leading the Republican Party, especially after his failed attempt to overturn an election ended in violence and shame. When Trump announced his comeback bid two years ago, the New York Post buried the article on page 26.

At the same time, Kamala Harris was languishing as a low-profile sidekick to President Joe Biden. Once seen as a rising star in the Democratic Party, she struggled with both her profile and her portfolio, disappointing her supporters and delighting her critics. No one was talking about Harris running for the top job — they were wondering if Biden should replace her as his running mate when he sought a second term.

But on Tuesday, improbable as it may have seemed before, Americans will choose either Trump or Harris to serve as the next president. It’s the final chapter in one of the most bewildering, unpredictable and consequential sagas in political history. For once, the word “unprecedented” has not been overused.

“If someone had told you ahead of time what was going to happen in this election, and you tried to sell it as a book, no one would believe it,” said Neil Newhouse, a Republican pollster with more than four decades of experience. “It’s energized the country and it’s polarized the country. And all we can hope is that we come out of it better in the end.”

History was and will be made. The United States has never elected a president who has been convicted of a crime. Trump survived not one but two assassination attempts. Biden dropped out in the middle of an election year and Harris could become the first female president. Fundamental tenets about democracy in the most powerful nation on earth will be tested like no time since the Civil War.

And that’s not to mention the backdrop of simultaneous conflicts in Europe and the Middle Easthacking by foreign governments, an increasingly normalized blizzard of misinformation and the intimate involvement of the world’s richest man, Elon Musk.

For now, the only thing the country can agree on is that no one knows how the story will end.

Trump rebounded from disgrace to the Republican nomination

Republicans could have been finished with Trump after Jan. 6, 2021.

That’s the day he fired up his supporters with false claims of voter fraud, directed them to march on the U.S. Capitol while Congress was ceremonially certifying Biden’s election victory, and then stood by as rioting threatened lawmakers and his own vice president.

But not enough Republicans joined with Democrats to convict Trump in an impeachment trial, clearing a path for him to run for office again.

Trump started planning a comeback even as some leaders in his party hoped he would be eclipsed by Ron DeSantis, the Florida governor, or Nikki Haley, the former South Carolina governor who served as Trump’s ambassador to the United Nations.

In the year after Trump announced that he would run against Biden, he faced criminal charges four times. Two of the indictments were connected to his attempts to overturn his election defeat. Another involved his refusal to return classified documents to the federal government after leaving office. Trump has pleaded not guilty to all the charges, and none of those cases have been resolved.

However, a fourth indictment in New York led to Trump becoming the first president in U.S. history to be criminally convicted. A jury found him guilty on May 30 of falsifying business records over hush money payments to a porn star who claimed they had an affair.

None of it slowed Trump, who practically ignored his opponents during the primary as he barreled toward the Republican presidential nomination. A mugshot from one of his arrests was adopted by his followers as a symbol of resisting a corrupt system.

Trump’s candidacy capitalized on anger over inflation and frustration about migrants crossing the southern border. He also hammered Biden as too old for the job even though he’s only four years younger than the president.

But Democrats also thought Biden, 81, would be better off considering retirement than a second term. So when Biden struggled through a presidential debate on June 27 — losing his train of thought, appearing confused, stammering through answers — he faced escalating pressure within his party to drop out of the race.

As Biden faced a political crisis, Trump went to an outdoor rally in Butler, Pennsylvania on July 13. A young man evaded police, climbed to the top of a nearby building and fired several shots with a semiautomatic rifle.

Trump grabbed at his ear and dropped to the stage. While Secret Service agents crowded around him, he lurched to his feet with a streak of blood across his face, thrust his fist in the air and shouted “fight, fight, fight!” An American flag billowed overhead.

It was an instantly iconic moment. Trump’s path to the White House seemed clearer than ever — perhaps even inevitable.

Harris gets an unexpected opportunity at redemption

The vice president was getting ready to do a puzzle with her nieces on the morning of July 21 when Biden called. He had decided to end his reelection bid and endorse Harris as his replacement.

She spent the rest of the day making dozens of phone calls to line up support, and she had enough to secure the nomination within two days.

It was a startling reversal of fortune. Harris had flamed out when running for president four years earlier, dropping out before the first Democratic primary contest. Biden resuscitated her political career by choosing her as his running mate, and she became the first woman, Black person and person of South Asian descent to serve as vice president.

But Harris’ struggles did not end there. She fumbled questions about immigration, oversaw widespread turnover in her office and faded into the background rather than use her historic status as a platform.

All of that started to change on June 24, 2022, when the U.S. Supreme Court overturned the nationwide right to abortion enshrined by Roe v. Wade. Harris became the White House’s top advocate on an issue that reshaped American politics.

She also proved to be more nimble than before. Shortly after returning from a weeklong trip to Africa, her team orchestrated a spur-of-the-moment venture to Nashville so Harris could show support for two Tennessee lawmakers who had been expelled for protesting for gun control.

Meanwhile, Harris was networking with local politicians, business leaders and cultural figures to gain ideas and build connections. When Biden dropped out, she was better positioned than many realized to seize the moment.

The day after she became the candidate, Harris jetted to Wilmington, Delaware to visit campaign headquarters. Staff members had spent the morning printing “Kamala” and “Harris for President” signs to tape up next to obsolete “Biden-Harris” posters.

There were 106 days until the end of the election.

The battle between Trump and Harris will reshape the country

While speaking to campaign staff in Wilmington, Harris used a line that has become a mantra, chanted by supporters at rallies across the country. “We are not going back,” she declared.

It’s a fitting counterpoint to Trump’s slogan, “make America great again,” which he has wielded since launching his first campaign more than eight years ago.

The two candidates have almost nothing in common, something that was on display on Sept. 10, when Harris and Trump met for the first time for their only televised debate.

Harris promised to restore abortion rights and use tax breaks to support small businesses and families. She said she would “be a president for all Americans.”

Trump took credit for nominating the justices that helped overturn Roe, pledged to protect the U.S. economy with tariffs and made false claims about migrants eating people’s pets. He called Harris “the worst vice president in the history of our country.”

Harris was widely viewed as gaining the upper hand. Trump insisted he won but refused a second debate. The race remained remarkably close.

Pundits and pollsters have spent the final weeks straining to identify any shift in the candidates’ chances. Microscopic changes in public opinion could swing the outcome of the election. It might take days to count enough votes to determine who wins.

The outcome, whenever it becomes clear, could be just another surprise in a campaign that’s been full of them.

Puertorriqueños se reunieron en el barrio latino de Filadelfia a vísperas de las elecciones presidenciales

A una semana del “chiste” xenófobo de Tony Hinchcliffe en el Madison Square Garden en la reunión MAGA; donde se refirió a Puerto Rico como “la isla flotante de basura”, latinos, en especial puertorriqueños, se reunieron en su barrio al norte de la ciudad de Filadelfia, para incentivar el voto, y festejar su identidad hispana, en el “Philly Rican Fest”. El evento fue organizado por UnidosUS e Impacto Media.

El reverendo Luis Cortés, en su rol de director ejecutivo de Impacto, presentó a líderes comunitarios, artistas, senadores y congresistas de otros estados para endorsar la candidatura de Kamala Harris.

Durante la tarde del sábado 2 de noviembre de 2024, en Esperanza, ubicada en el corazón del norte de Filadelfia, el Reverendo Luis Cortés, reunió al barrio con sus representantes, bajo la consigna principal de defender el poder que tienen los puertorriqueños, particularmente en Pensilvania.

“Comenzando este fin de semana iremos desde aquí hasta Easton, Allentown, Bethlehem, Reading, Lancaster, porque Pensilvania decide y los puertorriqueños deciden Pensilvania”, exclamó Cortés.

Al respaldo para la vicepresidenta Kamala Harris, acudieron representantes Federales, Estatales y locales, representantes de la organización sin fines de lucro UnidosUS y líderes comunitarios. 

Nydia Velázquez, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, compartió el sentimiento de muchos connacionales: “Sé que se encuentran heridos por esta retórica y ambiente que ha sido alentado por Donald Trump, pero el 5 de noviembre, esa pequeña isla será instrumental para salvar los Estados Unidos, esto va más allá de Puerto Rico y los puertorriqueños, esto es acerca de todos nosotros, de nuestras familias, nuestros ancianos, nuestros hijos. Sabemos lo que va a hacer, eliminar el departamento de educación, eliminar la independencia del Departamento de Justicia y tenemos que decirle que no vas a recortar impuestos de millonarios y billonarios a expensas de nuestros hijos, de la clase trabajadora y de los ancianos. No debería de haber manera de que él recorte de dos trillones de dólares ($2,000,000,000,000.00) a la gente más rica de este país”.

Adam Gomez, senador de Massachusetts desde 2021, compartió con Impacto, que tan solo en Filadelfia hay más de 400,000 puertorriqueños; señaló que es importante apoyar a las personas para facilitar su voto, ya que todos tienen obligaciones y retos que a veces les dificultan o impiden votar.

Invitó a todos a apoyar a aquellos que necesitan una niñera, un raid, o simplemente apoyo para llegar a las urnas.

Por su parte, Carlos González, representante de Massachusetts, exhortó al pueblo de Pensilvania a salir a votar, precisó que muchos puertorriqueños que se sienten ofendidos deben de salir a votar por el futuro de sus padres, madres, los hijos y el bienestar de este país.

Puertorriqueños se reúnen en Esperanza, en el norte de Filadelfia, pera externar su apoyo a Kamala Harris para que sea la proxima presideta de Estados Unidos. (Foto: Erick Barragan)

Natasha Otero-Santiago (fundadora de Boricuas con Kamala) y a Emilio Buitrago (copresidente de venezolanos con Kamala), se calculan que hay 4000 o 5000 ciudadanos venezolanos registrados para votar estas elecciones.

Cabe recordar, que, en la elección presidencial pasada, los 19 votos electorales de Pensilvania se definieron por una diferencia de 80,000 votos. Los latinos en este estado con potencial de votar son más de 600 mil, por lo que, si salen a las urnas en números superiores a las anteriores elecciones, podrían representar un impacto definitorio en la elección del próximo presidente de Estados Unidos.

Finalmente, el músico Frankie Negron cerró el evento agradeciendo al Rev. Cortés y mandó un mensaje para el electorado: “Somos latinos y puertorriqueños antes que demócratas y republicanos, no saben cuántos amigos míos en la isla, me dijeron que se sienten avergonzados e indignados, al punto que me dijeron que van a votar por Kamala como un voto de protesta”.

Esa misma tarde, la ex primera dama se presentó en Norristown, una ciudad llena de latinos; que han sido la revitalización de la cabecera municipal del condado de Montgomery. Con un discurso memorable, recordó la historia de este país, y la importancia de la comunidad migrante y sus contribuciones.

Por la noche, la vicepresidenta Kamala se presentó en Saturday Night Live, haciendo hincapié en la importancia de Pensilvania como el estado que inclinará la balanza electoral.

Durante cada hora previa a las elecciones, políticos, celebridades y líderes comunitarios seguirán haciendo lo imposible, para mandar a la hoy vicepresidente, a ocupar el escritorio de la Sala Oval como la primera mujer presidenta de Estados Unidos de América.

Cómo una regla federal propuesta sobre el calor podría haber salvado la vida de trabajadores agrícolas

calor
Obreros en techos están entre algunos de los 36 millones de trabajadores que deberían estar protegidos por un paquete de regulaciones federales sobre el trabajo en días en los que las temperaturas exceden los 90 grados Fahrenheit. (Rodrigo Galdos para Faul t Lines/Al Jazeera English)

En una sofocante tarde de julio de 2020, Belinda Ramones recibió una llamada informándole que su hermano estaba en el hospital. La llamada fue de una mujer de la empresa de jardinería en Florida en donde había comenzado a trabajar esa semana, la empresa Davey Tree Expert Co. Cuando llegó, “mi hermano estaba hinchado de pies a cabeza”, dijo.

Dos días después, su hermano, José Leandro-Barrera, murió a los 45 años por una insuficiencia renal aguda causada por un golpe de calor, según el informe del médico forense del condado de Hillsborough. Su temperatura en la ambulancia había sido a 108 grados Fahrenheit (42 °C), según el informe.

El informe también describía las circunstancias previas a su muerte, según lo registrado por una enfermera. En el trabajo, Leandro-Barrera le informó a su supervisor que no se sentía bien, y el supervisor le dijo que se sentara en uno de los vehículos hasta que se sintiera mejor. Mientras estaba allí, “se orinó, tuvo actividad convulsiva” y perdió la conciencia.

“El empleado sufrió agotamiento por calor mientras hacía trabajo de jardinería”, indicó una investigación del incidente realizada por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA). La agencia impuso una multa de $9,639 a la empresa Davey Tree Expert Co. La empresa no respondió a las solicitudes de comentarios.

Sin regulaciones nacionales sobre la prevención de enfermedades y muertes relacionadas con el calor, OSHA tiene dificultades, en general, para proteger a los trabajadores antes de que sea demasiado tarde, dijo Paloma Rentería, vocera del Departamento de Trabajo.

Los trabajadores están sufriendo cada vez más, a medida que los veranos se vuelven progresivamente más calurosos debido al cambio climático.

Pero los investigadores en políticas de salud y salud ocupacional afirman que estas muertes se pueden prevenir. Los empleadores pueden salvar vidas ofreciendo suficiente agua y descansos, y dándoles tiempo a los nuevos trabajadores para adaptarse al calor extremo.

Esta es la lógica detrás de las reglas nacionales propuestas que el presidente Joe Biden puso en marcha en 2021, con el objetivo de proteger a unos 36 millones de trabajadores expuestos al calor extremo. La Oficina de Estadísticas Laborales cuenta un promedio de 480 muertes de trabajadores por exposición al calor cada año. Sin embargo, estas son “vastas subestimaciones”, según OSHA, ya que el estrés térmico es un factor subyacente que generalmente no se registra en los informes médicos.

La organización de defensa Public Citizen estima que hasta 2.000 trabajadores en el país mueren por el calor cada año, según extrapolaciones de datos sobre lesiones por calor.

Ambas estimaciones son alarmantes, dijo Linda McCauley, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Emory e investigadora en salud ocupacional. “Nadie debería ir a trabajar esperando que podría morir”, dijo.

Las normas propuestas —un estándar de calor de OSHA— alcanzarán un hito el 30 de diciembre, cuando cierra el período de comentarios públicos. Pero es poco probable que se finalicen antes de que Biden deje el cargo.

La vicepresidenta Kamala Harris probablemente continuaría con las normas sobre el calor si gana la presidencia el próximo mes, dijo Jordan Barab, quien fue subsecretario adjunto de OSHA durante la administración Obama. Ella impulsó regulaciones sobre el calor en California en 2020.

Si Donald Trump gana, las normas se estancarían, predice Barab. En general, los republicanos se han opuesto a regulaciones de seguridad en el lugar de trabajo en los últimos 20 años, argumentando que son costosas para las empresas y los consumidores.

Y durante la primera administración de Trump, la cantidad de inspectores de OSHA encargados de monitorear la seguridad en el trabajo alcanzó un mínimo histórico en los 48 años de historia de la agencia. Las inspecciones de lugares de trabajo relacionadas con el estrés térmico se redujeron a la mitad durante el mandato de Trump, según un análisis del National employment Law Project.

Las normas de OSHA requerirían que los empleadores proporcionen agua potable fresca en abundancia y sombra o aire acondicionado para los descansos cuando las temperaturas superen los 80.6° Fahrenheit (27° C). Por encima de los 89.6° Fahrenheit (32° C), los empleadores tendrían que ofrecer descansos pagados de 15 minutos cada dos horas.

Dos aspectos adicionales del estándar abordan problemas que han sido pasados por alto y que contribuyen a las muertes por calor en el trabajo. Más del 70% de las muertes por el calor ocurren durante la primera semana en que el trabajador comienza en el empleo. Y el atraso en la atención médica es un tema común.

“Debemos dejar de decirle a las personas que se quejan de sentirse a punto de desmayarse que vayan a sentarse en el auto o que tomen un descanso”, dijo McCauley. “Los descansos son necesarios para prevenir el problema, pero una vez que alguien tiene síntomas, necesita ayuda rápida”.

Las normas propuestas requieren que los empleadores permitan a los nuevos trabajadores tiempo para aclimatarse a las altas temperaturas e implementen protocolos, como un sistema para ayudarse entre compañeros, para que los trabajadores reciban atención médica rápidamente tan pronto como muestren signos de enfermedad por calor, como mareos, confusión y calambres.

Para cuando un equipo médico de emergencia llegó a ayudar a un trabajador en julio de 2021, había dejado de respirar, según un comunicado de prensa del Departamento de Trabajo. Un supervisor en la empresa de restauración ecológica EarthBalance lo había visto más temprano ese día, y estaba “sudando mucho, sus manos temblaban y parecía confundido”. Descansó. “Solo 30 minutos después, el supervisor regresó y lo encontró inconsciente”.

Esa noche, Gilberto Macario-Giménez murió en el hospital, dijo un informe del caso del médico forense. Señaló que “el fallecido se había sobrecalentado” y atribuyó su muerte a una enfermedad cardíaca e hipertensión. El calor puede agravar esas condiciones.

OSHA investigó la situación. Multó a EarthBalance con $9,216, encontrando que “el empleador no garantizó que una persona adecuadamente capacitada para brindar primeros auxilios a los empleados estuviera trabajando en un área donde no había enfermería”.

EarthBalance no respondió a las solicitudes de comentarios.

OSHA ha recibido al menos 12.980 comentarios sobre sus propuestas publicadas en el registro federal. Una mujer escribió sobre su primo que murió mientras despejaba arbustos en un rancho en Texas cuando las temperaturas superaron los 100° Fahrenheit (37° C): “Tenía solo 34 años. No había agua ni descansos”.

Después que termine el período de comentarios en diciembre, OSHA realizará una audiencia pública, incluirá cambios y finalizará la regla. Si Harris es presidenta, dijo Barab, la agencia podría finalizar el proceso para 2026.

Para que la norma funcione, el Congreso necesitaría financiar adecuadamente a OSHA, para que pueda contratar personal que enseñe a los empleadores cómo implementar los estándares, y suficientes investigadores para hacer cumplir las normas.

Varios grupos de la industria se han opuesto al estándar. Un único conjunto de normas no es justo cuando los climas y trabajos varían ampliamente, además de la capacidad de los trabajadores para tolerar el calor, escribió la Associated General Contractors of America en una declaración en línea.

Algunos legisladores republicanos han llamado a la norma una extra limitación del gobierno. Rick Roth, representante republicano del estado de Florida, dijo a Al Jazeera que los trabajadores están presionando por descansos pagados porque “no quieren trabajar tan duro”. Si no se sienten seguros, podrían cambiar de trabajo. “Vayan a trabajar para otra persona”, dijo.

Los críticos también dicen que las regulaciones costarán a los empleadores. Pero un análisis de UCLA de los reclamos de compensaciones de trabajadores en California sugiere que un estándar nacional sobre el calor ahorraría dinero en general. El estudio estimó el costo de las lesiones relacionadas con el calor entre $750 millones y $1,25 mil millones anuales solo en California, incluidos gastos médicos, pérdida de salarios y reclamos por discapacidad.

Dado que seis estados tienen conjuntos de reglas variables para reducir las enfermedades relacionadas con el calor —California, Colorado, Maryland, Minnesota, Oregon y Washington—, los investigadores y representantes sindicales han podido ver dónde necesitan fortalecerse las políticas.

Un problema con la aplicación es que OSHA depende en gran medida de que los empleados reporten riesgos. Un estudio encontró que solo el 14% de casi 600 trabajadores agrícolas encuestados en California sabían sobre el período de aclimatación y cuánta agua necesitaban cuando las temperaturas eran altas.

Aunque Florida no tiene regulaciones específicas sobre el calor, Dominique O’Connor, de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, dijo que el mayor obstáculo para garantizar la seguridad ocupacional es que los trabajadores tienen miedo de que los despidan por presentar una queja ante OSHA.

Esto es especialmente cierto para los trabajadores agrícolas con visas H-2A, que permiten a los no ciudadanos cubrir trabajos temporales. Debido a que estos trabajadores dependen de sus empleadores no solo para permanecer en el país, sino a menudo también para transporte y vivienda, las represalias de los empleadores serían un cambio de vida. “Este verano hablamos con trabajadores H-2A a quienes solo se les daba agua sucia en el trabajo”, dijo. “Les dijeron que pretendieran que era café”.

Si llega a emitirse, es probable que los líderes de varios estados controlados por republicanos se opongan al estándar federal. En abril pasado, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, aprobó una legislación que bloquea a los gobiernos locales de exigir a los empleadores que ofrezcan agua y sombra a los trabajadores cuando las temperaturas aumentan.

Y la decisión de la Corte Suprema de anular la “doctrina Chevron” este año puede alentar a los empleadores a desafiar la capacidad de OSHA para hacer cumplir las normas.

Durante décadas, la doctrina Chevron había requerido que los tribunales se delegaran a la experiencia de las agencias reguladoras al interpretar regulaciones, pero el fallo de la Corte Suprema terminó con eso. “Estamos en territorio desconocido”, dijo Barab.

Jeremy Young, productor senior de Fault Lines en Al Jazeera English, colaboró con este informe.

KFF Health News es una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud y es uno de los principales programas operativos de KFF, la fuente independiente de investigación de políticas de salud, encuestas y noticias.

Trump y Harris libran batalla final por estados decisivos, a dos días de las elecciones

batalla
EFE/EPA/CJ GUNTHER

Miami/Washington.- El candidato republicano a la presidencia, el expresidente Donald Trump (2017-2021), y su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, continuaron este domingo librando una maratoniana batalla por un puñado de estados ‘bisagra’ determinantes, a dos días de las elecciones presidenciales, con encuestas que presentan un escenario muy ajustado.

Trump se centró en sembrar dudas sobre el sistema de votación en algunos estados claves, algo que podría desembocar, como en 2020, en un nuevo cuestionamiento de los resultados, mientras que Harris dijo que en los próximos días «nos van a poner a prueba».

Este reñido pulso hace que ambos rivales políticos se hayan volcado estos días finales en los siete estados ‘bisagra’: Pensilvania, el que más votos electorales aporta (19); Carolina del Norte (16), Georgia (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).

Trump cree que no tendría que haber dejado la Casa Blanca

El maratón de mítines de Trump comenzó esta mañana en el condado de Lancaster, Pensilvania, territorio del grupo religioso, pacifista y tradicionalistas de los amish, para pedir el voto en una comunidad que no suele participar en las elecciones, pero que el republicano espera que vaya a las urnas y con ello obtener el margen necesario para ganar este estado clave.

En su mitin en Lititz, Trump también volvió a reiterar sus dudas, hasta el momento infundadas, sobre que el proceso electoral no esté siendo fraudulento y aseguró que habrá problemas sobre la legitimidad de  los resultados electorales, si el escrutinio no se sabe la misma noche del martes.

El candidato republicano dijo que no debería «haber dejado» la Casa Blanca después de perder las elecciones de 2020, derrota que nunca reconoció.

También criticó a los medios de comunicación y sus «noticias falsas», así como al sistema de votación en Estados Unidos, al quejarse de que en algunos lugares del país no se tiene que mostrar un documento de identificación antes de votar y del tiempo que lleva contar los votos.

«El mundo se ríe de nuestro sistema electoral», anotó el magnate en su acto de campaña en el estado más crucial de estas elecciones presidenciales del próximo martes.

Harris: los próximos días nos pondrán a prueba

Por su parte, Harris viajó a Míchigan, donde alertó de que en dos días se decidirá el destino de la nación, y expresó su convicción de que el país está listo para «pasar página» y «escribir el próximo capítulo de nuestra historia».

En una iglesia afroamericana de Detroit, Harris, quien ya emitió su voto por correo, aseveró que «el camino por delante no será fácil» en los próximos días y que «seremos puestos a prueba», pero que la nación «está lista para doblar el arco de la historia hacia la justicia».

Por su parte, el expresidente Barack Obama hizo un parada en Milwakee (Wisconsin) para pedir el voto a las minorías latina, negra, judía y árabe y les recordó: «¿Por qué pensar que la respuesta es votar por una persona que tiene una larga historia de despreciar e ignorar a vuestras comunidades?», en referencia a Trump.

La media de encuestas recopiladas por FiveThirtyEight muestran empates técnicos y dentro del margen de error entre Trump y Harris, con lo que la victoria podría quedar determinada por márgenes muy estrechos o requerir recuentos.

El exmandatario contaba este domingo, según ese portal electoral, con una ventaja dentro de los márgenes de error en Carolina del Norte (1 %), Georgia (1 %), mientras que Harris tiene una ligera ventaja en Míchigan (1 %) y Wisconsin (1 %). En Pensilvania y Nevada, mantienen un empate. En Arizona, la ventaja de Trump es hoy del 2,5 %.

Quién defiende mejor la palabra de Jesús, Trump o Harris? Latinos responden

Fotografía personal cedida donde aparece la mexicana Patricia Ruiz-Cantú, miembro de Evangélicos por Harris, en Milwaukee, Wisconsin (EE.UU.). EFE/Álbum Patricia Ruiz-Cantú

El colombiano Camilo Pérez y la mexicana Patricia Ruiz-Cantú coinciden en su fervorosa creencia cristiana. Ambos basan su vida en las enseñanzas de Jesús, pero a la hora de decidir quién va a defender mejor estos valores de fe desde la Casa Blanca estos inmigrantes evangélicos se encuentran en lados opuestos. Opiniones como las de Pérez, pastor y líder de la iglesia Torreón Fuerte en Henderson (Nevada), y de Ruiz-Cantú, miembro de Evangélicos por Harris, en Milwaukee (Wisconsin), han cobrado una gran importancia en la recta final de la elección, ambos votantes viven en estados ‘péndulo’ que definirán las elecciones este próximo 5 de noviembre.

Además, los dos son líderes con un fuerte impacto en la comunidad latina de sus ciudades, un grupo de votación clave para asegurar el camino del ganador, cuando las encuestas los mantienen prácticamente empatados.

El buen guardián

“Trump fue un buen guardián para la iglesia y la moral  y a pesar de que en el  pasado no era muy, muy conservador, en el presente se ha convertido en un guardián de muchas cosas conservadoras”, dijo a EFE Pérez en una entrevista en su iglesia.

El pastor que llegó desde Medellín (Colombia) hace más de 20 años explica que inicialmente era un demócrata. Votó por el expresidente Barack Obama (2009-2017) en su primer periodo, pero después se desencantó. Le echa la culpa de la recesión del 2008 y de que trabajadores como él tengan que pagar altos seguros médicos.

Camilo Pérez, pastor y líder de la iglesia Torreón Fuerte posa para EFE durante una entrevista realizada el 2 de octubre de 2024 en Henderson, Nevada (EE.UU.). EFE/Mónica Rubalcava

Cuenta que conoció a Trump en 2015 y que tuvo la oportunidad de defender a los latinos frente al entonces candidato. “Hay colombianos que son súper narcos, súper asesinos, súper demoníacos, pero hay colombianos como yo que nunca hemos estado participando en nada de eso”, recuerda haberle dicho al republicano.

Desde entonces, Pérez se ha convertido en defensor del expresidente y carga con orgullo en su celular una foto de los dos, y aunque desde el púlpito no hace propaganda a favor de Trump, sus feligreses saben que lo apoya y que ora por él.

A favor de los necesitados

Pero Ruiz-Cantú, fundadora de Renace, una organización para empoderamiento de latinos con bases religiosas y parte de la mesa directiva de Evangélicos por Harris, no coincide con la visión del pastor.

“Creo que en el momento de votar se necesita elegir a un candidato que se alinie con los valores cristianos de amar a tu prójimo, de estar para él que más lo necesita, que tenga benevolencia, y compasión y esa es  Kamala Harris”, dijo a EFE la inmigrante mexicana.

Además de resaltar los valores de la vicepresidenta, la líder que llegó a Estados Unidos de forma indocumentada subraya que “la división” creada por el candidato republicano es rechazada por la Biblia.

“Dice ama a tu prójimo como a ti mismo, pero las palabras del expresidente Trump son de odio, en especial contra los inmigrantes. Un ejemplo es la mentira sobre los haitianos que comen mascotas, eso no es de Dios”, valora Ruiz-Cantú, que con su organización ha alentado a los votantes a orar por Harris y a prestar servicio comunitario.

El voto basado en la religión

El profesor de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) Octavio Pescador explicó a EFE que entre los latinos el voto basado en la religión ha ido cambiando en las últimas décadas.

“Por ser de mayoría católica siempre se relacionaba a los latinos con los demócratas cuando se hablaba de religión, pero desde la década de los 80 comenzaron a llegar más inmigrantes evangélicos, que han establecido sus iglesias y apoyan más el conservadurismo”, explica el catedrático.

Esto ha hecho que este subgrupo de votantes se convierta en un atractivo para los candidatos republicanos en temas como su oposición al aborto.

Y a pesar de que Trump no sea un gran modelo a seguir, el catedrático señala que los evangélicos, sin importar su origen etnico, tienden a justificarse y decir que “el creador se manifiesta en vehículos heterodoxos y en una persona que tal vez no es el mejor ejemplo de los valores, pero que les va a permitir defender sus creencias”.

Agrega que en estas elecciones no se puede restar importancia a los votos basados en la religión. “La participación de estos votantes puede hacer la diferencia en los estados claves”, puntualiza