Día de Muertos
La Ofrenda. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

Por 12º año se celebró el Día de Muertos en el Fleisher Art Memorial de Filadelfia, el 2 de noviembre.

El evento honra la costumbre hispana de celebrar las vidas de los seres queridos fallecidos, mientras explora nuevos aspectos de esta tradición.

Entrada al santuario del Fleisher Art Memorial. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

Este año “La Calaca Flaca” (comité responsable de esta celebración anual patrocinada por Fleisher) invitó a la artista mexicana Joaquina Cuba a liderar la instalación de La Ofrenda en el espacio del santuario de Fleisher.

Detalle de La Ofrenda. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

La Ofrenda destaca este año la fauna mexicana en las celebraciones del Día de Muertos y en particular cuatro animales: el colibrí, la mariposa Monarca, el perro Xolo y el ajolote.

La Ofrenda. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

Todos estos animales tienen vinculaciones con el mundo de los muertos.

 La artista Joaquina Cuba, elegida este año para liderar la instalación de La Ofrenda. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

Los colibríes son mensajeros entre mundos y guías espirituales, mientras que las mariposas Monarca realizan cada año una migración fija de Canadá–noreste de Estados Unidos a México. Guiadas por la luz del sol, llegan justo a tiempo para recordarnos las celebraciones del Día de los Muertos. De color anaranjado, casi el mismo de la flor cempasúchil representan las almas de los fallecidos que regresan a visitarnos todos los años.

Interior del santuario. Filas para ver La Ofrenda. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

El xoloitzcuintle, o simplemente xolo, es un perro mexicano sin pelo, que es guía espiritual o acompañante de los muertos en el viaje al inframundo o Mictlán. Finalmente, el atlxólotl o ajolote es un pequeño anfibio de los lagos del Valle de México. Es la advocación del dios azteca Xólotl, el dios del fuego y el rayo, que era el hermano gemelo de Quetzalcoatl. Según la leyenda, este dios se convirtió en un ajolote para evitar ser sacrificado.

Decoraciones realizadas con bordados de colibríes. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)

Después de una procesión en el sur de Filadelfia que finalizó en el Fleisher, se llevó a cabo una celebración que incluyó danza azteca, música, baile, comida y vendedores quedando abierto al público el santuario que permanecerá abierto hasta el día 9 de este mes de noviembre.

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