Recientemente, el Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP, siglas en inglés) recientemente anunció que, durante los últimos meses, su tasa de ocupación ha estado a niveles récord, debido principalmente a crisis de salud mental y enfermedades respiratorias no relacionadas con la COVID-19, ya que de las 585 camas pediátricas con las que cuenta, todas están ocupadas, por lo que tuvo que internar a sus pacientes en habitaciones que normalmente se utilizan para la recuperación postoperatoria.
SALUD MENTAL
La pandemia ha cobrado un alto precio en la salud mental de la nación. De acuerdo con un estudio, publicado en mayo del 2021 (kff.org), los niños han experimentado dificultades importantes como resultado de las medidas de seguridad de salud pública, como el cierre de escuelas, el aislamiento social, las dificultades financieras y las brechas en el acceso a la atención médica. Además, la carente salud mental de los padres podría ser también un factor que contribuye a la falta de salud mental infantil.
LOS NIÑOS LGBTQ Y NEGROS ENTRE LOS MÁS AFECTADOS
Los niños que han tenido un mayor riesgo de sufrir impactos negativos en la salud mental han sido los jóvenes LGBTQ y los niños negros. Según una encuesta realizada a adolescentes LGBTQ (13-17 años), 73% sufrieron síntomas de ansiedad, 67% de depresión y 48% tuvo pensamientos serios de suicidio durante la pandemia. Aunque los datos sobre los niños negros son limitados, las investigaciones sugieren que incluso antes de la pandemia tenían tasas más altas de enfermedades mentales, pero era menos probable que tuvieran acceso a la atención médica.
Este estudio también reveló que más del 25% de los estudiantes de secundaria informaron un empeoramiento de la salud emocional y cognitiva, y más del 20% de los padres con niños entre 5 y 12 años, mencionaron un empeoramiento similar en sus hijos.
Otros trastornos de salud mental entre los niños y adolescentes incluyen el obsesivo compulsivo, el de estrés postraumático y los alimentarios. Los adolescentes en particular experimentan sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza, y pensamientos suicidas. Muchas afecciones de salud mental se desarrollan en la adolescencia y, si no se tratan, pueden persistir hasta la edad adulta y limitar la calidad de vida.
Por otro lado, ha habido una disminución en el uso de la atención mental pediátrica desde comienzo de la pandemia. Si bien el acceso a los servicios de salud mental a través de telesalud, los servicios de salud mental a través de las escuelas probablemente disminuyeron con los cierres. Entre los beneficiarios de Medicaid y del Programa de Seguro Médico para Niños (CHIP, siglas en inglés) menores de 18 años, el número de niños que reciben servicio de salud mental se redujo en un 50% de febrero a octubre de 2020.
OPINIÓN DE ESPECIALISTAS
El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental; este año sigue tomando relevancia por el recrudecimiento en los casos. En un reportaje de la agencia de noticias Efe, José Benjamín Guerrero, jefe del departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), declaró: “No hay que olvidar que la depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad en los adolescentes en el mundo”. Además, recordó que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.
“De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos mentales representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en adolescentes”, enfatizó. También indicó que la pobreza, el abuso y la violencia en sus diferentes formas son factores que hacen a los jóvenes más vulnerables a los problemas de salud mental.
“Es por ello por lo que es importante que los padres de familia o las propias personas estén alertas para identificar los signos y síntomas que indiquen que se requiere un apoyo o atención de un especialista”.
ATENCIÓN TEMPRANA
Estados Unidos es uno de los países que ofrece más recursos, y extienden más recetas de antidepresivos y ansiolíticos en el mundo, pero las comunidades más vulnerables están poco atendidas y existe menos investigación; además hay gran escases de especialistas culturalmente aptos para atender la diversidad, y las necesidades particulares de las minorías.
El doctor Calleros precisó que es indispensable la detección oportuna, y lamentó que en México se tarden alrededor de 12 o 14 años para llegar al tratamiento a partir del primer síntoma de enfermedad mental con el especialista adecuado. En Colombia tardan 9 años, en Nigeria 6, en Estados Unidos, 4, y en países europeos un año o máximo tres, aseguró.
Precisó que, si se detectan síntomas como irritabilidad, problemas para dormir, tristeza, desmotivación, falta de ánimo o sentimientos de culpa, es preciso buscar ayuda, para evitar que esto se convierta en un problema más grave.
Dijo que se necesitan más políticas de prevención, aunque aseguró que el principal espacio para prevenir es el hogar. Por ello, continuó, es importante que los padres puedan tener herramientas, a través de la educación, para que se reduzcan los riesgos de que un joven o adolescente desarrolle problemas de salud mental.
La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y de Adolescentes (AACAP, siglas en inglés) recomienda que los proveedores de atención médica evalúen a los niños de forma rutinaria para detectar problemas de salud mental y del comportamiento.
Respecto a las enfermedades respiratorias no relacionada con la COVID-19 en niños, hablaremos en el siguiente número.
FONDOS PARA LA SALUD MENTAL
Durante la pandemia se han presentado varios proyectos de ley que incluyen fondos relacionados con la salud mental de los niños, como la Ley del Plan de Rescate Estadounidense, que asigna fondos para el acceso a la atención de salud pediátrica y la prevención del suicidio en los jóvenes; el Plan de Empleo Estadounidense; y el Plan Familias Estadounidenses proponen fondos adicionales para servicios que benefician a los niños, incluidas escuelas mejoradas y programas de nutrición.