EFE/Impacto – Karla Cornejo Villavicencio jamás quiso hacer algo tan trillado como escribir acerca de la inmigración. Cuando estaba en su último año de estudios en la Universidad de Harvard, escribió un ensayo anónimo para “The Daily Beast” sobre ser indocumentada. Pronto algunos agentes literarios le pidieron escribir un libro de memorias. “Eso me ofendió”, dijo Karla, ahora en sus treintas, “porque sabía que la razón para buscarme no era por mi escritura”.
Fue solo el día después de las elecciones de 2016, tras quedar conmocionada por los resultados, que se sintió preparada. Tenía que hacer algo, pensó, para dar voz a los millones de personas que viven en el país ilegalmente y que, como ella, temían lo que podría pasarles durante la presidencia de Donald Trump.
El resultado fue “The Undocumented Americans”, publicado en la primavera del 2020, en el que Karla hace una crónica de su propia historia y describe el drama de los inmigrantes sin estatus legal Estados Unidos. Su libro fue finalista para el Premio Nacional del Libro en la categoría de no ficción, y con ello Karla se convirtió en la primera escritora indocumentada en haber sido nominada al premio, según la Fundación Nacional del Libro.
Karla nació en Ecuador en 1989, y fue traída a Estados Unidos para reunirse con sus padres unos años más tarde. Creció en Brooklyn y Queens, y después se mudó a New Haven, Connecticut, donde está terminando un doctorado en Estudios Estadounidenses en la Universidad de Yale.
Durante un tiempo, Karla pensó que iba camino a obtener la legalización. Consiguió un permiso de trabajo a través del DACA y una green card temporal cuando se casó con Zemach-Bersin. Sin embargo, esta expiró y las leyes del nuevo gobierno hicieron el proceso de renovación incierto. “Poco a poco empezaba a sentirme segura, y de repente todo volvió a empeorar”. Karla, según reporta EFE, cuando se anunció su nominación dio estas declaraciones respecto a su “complicada” relación con el sueño americano.
Pregunta: ¿Por qué decidiste escribir este libro?
Respuesta: Era mi trabajo volver a ese lugar, al “barrio”. Es muy gracioso porque, cuando eres un inmigrante no blanco y creces en el barrio, sueñas con salir de ahí. Y en ese momento, pensaba: “No, tienes que volver allá”.
P: En el libro hablas de tus propios problemas de salud mental. ¿Por qué incluir ese tema?
R: Creo que el sentido de mi vida es hacer que otras personas sufran menos. Cuando era más joven solo pensaba en aliviar el sufrimiento de mis padres. Ahora sé que no puedo resolverle todo a mis padres ni quitarles sus traumas, pero puedo influir en los jóvenes que me admiran y disminuir su dolor.
P: Has hablado de cómo apoyas con tu dinero a tu familia. ¿Qué piensas del dinero? ¿Y cómo concilias esta necesidad con el desarrollo de tu carrera y tus sueños?
R: Todavía lo hago. Siento que es mi deber cuidar de mis padres hasta que mueran y muchos comparten esa idea. La mayor parte de mi dinero, aparte de los impuestos, la he destinado a mi familia, a las chicas que cuido y a la comunidad inmigrante.
P: Fácilmente podrías ser el ejemplo del “sueño americano”, pero tú cuestionas eso en el libro. ¿Por qué quieres cambiar esa narrativa?
R: Creo que cada persona debería tener su propia relación con el sueño americano y no debería ser un “cliché”. Creo que muchos inmigrantes que lo han “hecho bien”, que son inmigrantes modelo, tienen una visión muy estrecha del sueño americano. Creo que el sueño americano tiene que significar algo diferente para cada inmigrante.
P: En “This American Life” comentaste que cuando la gente te pregunta si sentiste un choque cultural al llegar a Harvard les dices: “no. Sentí como si fuera mi derecho de nacimiento”. Me pareció muy gracioso. ¿De dónde te viene ese sentimiento?
R: En parte dije eso solo para molestar a los blancos. Pero no, no tenía síndrome de impostora. Cuando entré a esas aulas en Harvard, vi a chicos que eran muy ricos; algunos eran hijos de celebridades y otros, de políticos. Y lo que noté fue que podía sostener una conversación con ellos y que yo había llegado ahí por cuenta propia, mientras que ellos no.
Yo comencé desde abajo. Creé todo este mundo yo misma, al igual que mis padres que, como inmigrantes, crearon un mundo ellos mismos. Para ser honesta, habría sido extraño que esos chicos no hubieran sido aceptados en Harvard. Los apellidos de algunos de ellos estaban plasmados en los edificios.
¿Pero yo? Yo era una anomalía estadística. Me sentía como un bicho raro, y a menudo me deprimía y me lastimaba a mí misma, pero en los salones de clases o en los entornos relacionados con mi escritura nunca me ha faltado seguridad.
P: ¿Cómo esperas que este libro sea recibido en el mundo?
R: Espero que los inmigrantes de todos los orígenes puedan verse reflejados en él. Espero que la gente que ha sido considerada como forastera, indeseable o rara, sea capaz de ver algo de sí misma en él. Quiero que este libro también exista como una ilustración de este periodo en el tiempo, en el que hay gente que es diferente, que es imperfecta, que es rara, que es trabajadora, que simplemente es gente.
“The Undocumented Americans” (‘Los estadounidenses indocumentados’), el primer y aclamado libro de la autora Karla Cornejo Villavicencio, publicado el marzo del 2020.
El título, que ya había sido destacado como de lo mejor del año en Estados Unidos por publicaciones especializadas, recibió todavía más visibilidad al ser reconocido en el listado de 17 favoritos del expresidente, Barack Obama.
Karla es la primera persona indocumentada en ser finalista del prestigioso Premio Nacional del Libro.