Yazmín Auli Parrilla comenzó su negocio “El Coquí Panadería y Repostería” en 2007 en el 700 de Wesmoreland y aun siente añoranza por su inicio empresarial en el vecindario de Kensington.
Llegó a Filadelfia, junto con su entonces esposo César Guzmán, buscando una mejor vida cuando ella tenía siete meses de embarazo de su hija Camila, y cuidaba de su hijo Gabriel que tenía 4 años. “No ha sido fácil”, dijo recordando como tuvo que dormir en un colchón inflable a su llegada.

Nacida y criada en la ciudad puertorriqueña de Carolina conocida como la “Tierra de Gigantes”, ya que es el lugar de nacimiento de muchos héroes, como el miembro del salón de la fama del béisbol Roberto Clemente, la poetisa Julia de Burgos y el primer gobernador designado por los Estados Unidos, Jesús T. Piñeiro.
Yazmín vivió con su madre y dos hermanas en Cataliño Garden, un conjunto de vivienda pública hasta los 18 años. En su ciudad natal cursó sus estudios desde la educación elemental hasta la universidad.

Después de que se instalara bien en Filadelfia, la emprendedora comenzó su negocio de repostería en casa. “Siempre que iba a una reunión con mi esposo, yo llevaba un bizcocho para que lo probaran”, comenta.

El resto es historia, El Coquí es ampliamente conocido por los boricuas en Filadelfia, donde se encuentran en un ambiente que evoca los sabores y olores de su preciada isla.
El 8 de mayo de 2019 fue honrada por Women’s Opportunities Resource Center (WORC, por sus siglas en inglés), “sin ellos mi pasión por la repostería no hubiera alcanzado su potencial”, admite esta empresaria.

Al igual que a miles de comerciantes, la pandemia del COVID impactó su panadería e incluso su salud, cuando estuvo 14 días infectada por el virus. Entonces la organización no lucrativa Finanta le ayudó a conseguir préstamos y a cursar el programa “Ella Emprende” para salir adelante.

Cuando comenzó su trayectoria empresarial tenía cinco empleados y en la actualidad son 35 trabajadores en el 35281 de I St., en la Plaza Harrowgate, en el noreste de Filadelfia, donde además de la panadería vende comida cien por ciento puertorriqueña. Su dedicación a sus empleados y al negocio le hacen decir “El Coquí es mi tercer hijo”.
El pan sobao puertorriqueño se caracteriza por su miga suave y esponjosa, su corteza crujiente, y su sabor dulce. Su nombre hace referencia a su método de preparación, que consiste en “sobar” la masa. En tanto, el pan de agua se caracteriza por tener una corteza crujiente y una miga más compacta en comparación con el pan sobao. Su nombre proviene de la ausencia de grasa en su preparación. Los panaderos de “El Coquí” hornean a diario esos dos tipos de pan, entre otros, con los mejores ingredientes, para complacer los paladares de sus clientes.