Al menos en un sector de los inmigrantes, hemos pasado muchos años de angustia y zozobra, pero en los últimos 8 años, por estas políticas migratorias- cuyo eje espectacular- ha recaído en los inmigrantes indocumentados, al recibir total atención, especialmente en momentos de campañas electorales, y que ha permanecido en la arena política y mediática durante los recientes 4 años; ha provocado que aumente la sensación de persecución, incluyendo la psicológica, a consecuencia de la exagerada cobertura en varios medios masivos de comunicación sensacionalistas.
Recuerdo que el año pasado, las camionetas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos ICE (por sus siglas en inglés) se paseaban o estacionaban por el sur de Philly, y cuando te las encontrabas frente a frente, un miedo aterrador de recién llegado te asustaba, por lo que podría significar un encuentro con ellos.
Por supuesto no hay nada de inocencia o casualidad, es cierto que esta persecución psicológica existe, es premeditada, calculada y difundida, para que surta el efecto deseado tanto en las masas votantes, como para generar angustia y ansiedad en los migrantes a quienes se les deprecia y se les culpa de las desgracias del país.
Durante años nuestra comunidad inmigrante ha sufrido un deterioro en su inteligencia emocional, la inexistente costumbre de recurrir a la ayuda psicológica, así como la falta de profesionales que entienda la situación de sus vidas.
Durante los 4 años anteriores la angustia se apoderó de la mente inmigrante, solo bastaba un rumor para desencadenar una sicosis colectiva de persecución, impulsada desde el gobierno mismo, desequilibrando la salud mental de las personas.
Cuantos mexicanos o inmigrantes indocumentados y hasta legalmente establecidos pasaron por la cruel decisión de elaborar cartas, asignado un custodio para sus hijos e hijas ante el eminente caso de que fuera deportados, que angustia y desolación género todo ese caos. Por otro lado, las decisiones inhumanas del sistema migratorio, que los medios pusieron ante nuestros ojos, con imágenes de niños en jaulas, o las caravanas de migrantes, que intensificaban esas posturas extremas de la sociedad y del gobierno por erradicar la presencia de personas catalogadas criminales por el simple hecho de no estas legalmente en el país, y que fueron denominadas hasta animales.
Dia tras día se incrementa la inestabilidad emocional, inmigrantes con más de 30 años sin esperanza de una reforma migratoria, quienes varados en un país en el que día a día viven agazapados, perdiendo la fe de volver a visitar su país.
Por lo menos dos generaciones de jóvenes catalogados como DACA, DREAMERS, TPS etc., viven en la angustia de quedarse sin estatus migratorio en cualquier momento. La mayoría de ellos se rehúsa a definirse así; ellos son y serán simplemente jóvenes, hombres y mujeres que ven a este país como suyo, y que esperan por más, pues es mucho lo que han dado.
además, son cientos de miles de jóvenes y niños ciudadanos estadounidenses, que viven angustiados, porque alguno de sus padres o ambos, penden de un hilo para ser deportados.
El 2020 con sus catástrofes nos aumentó la angustia; la Pandemia que no termina y la crisis económica que nos envuelve y amenaza con soltarnos en cualquier momento. Me pregunto ¿Cuáles serán las consecuencias a largo plazo de nuestra salud mental?
Un alivio que existe localmente es un movimiento de “Resiliencia Comunitaria” promovido principalmente por la Psicóloga mexicana Cristina Pérez, que desde hace más de 10 años, y que poco a poco ha logrado influir en el cambio emocional, mental y en el comportamiento de la comunidad.
Desde hace 7 años “Philatinos” ha incluido información de psicólogos latinos como César Galvis, Yami Vázquez, Patricia Peregrina entre otros, para expresar, compartir y proponer un cambio en la salud mental, al enfrentar los desafíos que hoy padecemos.
Julio fue designado como el “Mes de Concientización sobre la Salud Mental de las Minorías” para promover esos cambios en las causas específicas que enfrentan los grupos con poca representación, en relación con la enfermedad mental y su tratamiento en los Estados Unidos.
¿Estará preparado el sistema para enfrentarlo… estaremos nosotros conscientes que lo necesitamos y debemos aceptar la ayuda psicológica…tú que crees?
Así las cosas, y no solo en el sur de Philly, sino en un país con una población llena de sobresaltos, angustia y desesperación…