Harrisburg, PA – La Coalición Manejando Pa’lante organizó el 21 de junio un día de cabildeo liderado por jóvenes, niños y familias a favor de la licencia de conducir para todos en Pensilvania.
Nuevo Movimiento Santuario (NSM) y Movimiento de Inmigrantes Líderes en Pensilvania (MILPA) fueron unas de las organizaciones que coordinaron la participación de los niños para que se apruebe el proyecto de ley HB279 que permitiría a los solicitantes obtener su licencia de conducir sin importar su estatus migratorio. La propuesta se encuentra todavía en el Comité de Transporte de la Cámara de Representantes estatal.
Yamuel tiene 13 años y dice que le gustaría que sus padres tuvieran este documento para poder llevarlo a sus prácticas de basquetbol y otras actividades. Sus padres son voluntarios del Nuevo Movimiento Santuario. Samanta tiene 9 años es residente de Filadelfia, aunque nació en Nueva York; compartió un deseo: “El sitio que yo quisiera visitar cuando mis padres obtengan su licencia de conducir, es Nueva York (…) para poder manejar seguros. No quiero que la policía separe a mi familia, no quiero tener miedo de quedarme sola”.
Sofia, de MILPA, vive en el sur de Filadelfia, estudia arte, le gusta practicar la patineta y participar en eventos comunitarios, ella compartió lo que siente: “Es difícil ser hija única porque me siento preocupada constantemente por la seguridad de mis padres, siempre me surgen las mismas preguntas ¿estarán bien?, ¿volverán a casa?”. Su padre trabaja en construcción y su madre en limpieza. “Como la mayoría de los inmigrantes tenemos un automóvil, pero no una licencia de conducir”, precisó. A su padre le gustaría buscar más trabajo fuera de Filadelfia, pero qué tal si lo detiene la policía, que tal si lo entregan a las autoridades de inmigración. “¿Por qué tengo que estar siempre preocupada cuando mi papá va a trabajar, si lo hace para mantenernos?”, declaró visiblemente emocionada.
Estrella, de 14 años, miembro del comité juvenil de CASA, un grupo comunitario, expresó que quiere que todos los residentes de Pensilvania tengan el derecho humano básico de la libertad de movimiento y seguridad. Hija de una madre soltera, que es la única responsable de llevarla a la escuela, al doctor y a la iglesia. “Una infracción de tránsito podría separarme de mi madre, no merecemos arriesgar nuestro futuro como familia solo porque ella está conduciendo para nuestras necesidades básicas”, dijo contundente. Su madre, junto con otros miembros de CASA, visitó hace unas semanas a su senador estatal John DiSanto, quien les dijo que no apoyaría las licencias de conducir porque no quiere recompensar su comportamiento ilegal. Su madre, aunque humillada, se levantó con dignidad y salió de esa reunión, pero con más energía para seguir luchando por la justicia social.
Ben, de Casa San José de Pittsburgh habló sobre la importancia de la licencia en situaciones médicas de emergencia y rutinarias. Lograr la licencia de conducir para todos sigue siendo una prioridad para las comunidades inmigrantes.