McVEYTOWN, PA.– Connie Houtz no pensó que covid sería tan malo.
Había visto a muchas personas en esta aldea rural en el centro de Pennsylvania infectarse pero recuperarse en unos pocos días. No se vacunó porque le preocupaba cómo una nueva vacuna, desarrollada en un tiempo récord, podría afectar su afección cardíaca.
En octubre pasado, su hijo menor, Eric Delamarter, de 45 años, desarrolló un resfriado en el pecho. Pospuso ir al médico porque tenía clientes esperando en taller mecánico, contó. Cuando finalmente fue a la sala de emergencias del Hospital Geisinger Lewistown, le diagnosticaron neumonía y covid.
A los pocos días, el hijo mayor de Houtz, Toby Delamarter, de 50, también fue internado con el virus y dificultad para respirar.
Menos de dos semanas después, sus dos hijos estaban muertos. Ninguno se había vacunado.
“Aunque no parece justo ni correcto, en el futuro encontraremos una razón por la que suceden las cosas”, dijo Houtz, de 71 años, sentada en la mesa de su cocina.
Eric y Toby Delamarter son dos de las aproximadamente 300 personas que han muerto de covid en el condado de Mifflin, donde las vacas pastan libres, y se ven con frecuencia caballos y carretas Amish. El condado, 60 millas al noroeste de Harrisburg, se inclina fuertemente por los republicanos (el 77% de los votos en 2020 fueron para Donald Trump) y el desprecio por covid-19 del ex presidente encontró en McVeytown un terreno fértil.
Mifflin tiene una de las tasas de mortalidad por covid más altas entre los condados del país con al menos 40,000 habitantes, según datos gubernamentales compilados por la Universidad Johns Hopkins: 591 muertes por cada 100,000 residentes a mediados de marzo, en comparación con 298 muertes a nivel nacional.
Estados Unidos se acerca al millón de muertes por covid, una cifra que pocos creían posible cuando comenzó la pandemia.
En marzo de 2020, el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, dijo que según un modelo del ritmo de propagación del coronavirus en el país en ese momento, «entre 100,000 y 200,000» personas podrían morir por covid.
Llegar a un millón de muertes parecía aún más improbable cuando salieron al mercado vacunas seguras y eficaces en diciembre de 2020. Más del 60% de las 977,000 muertes se han producido desde entonces.
El condado de Mifflin ofrece una instantánea de cómo una comunidad muy afectada pasó del escepticismo sobre la realidad científica del virus de covid y luego sobre la vacuna, a hacer frente a una pérdida insoportable y a procesar el trauma.
Aproximadamente 8 de cada 10 muertes en todo el país entre abril y diciembre de 2021 se produjeron entre los no vacunados, según el último análisis de datos de 23 estados y la ciudad de Nueva York y Seattle realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Daniel Lynch, forense del condado de Mifflin, no ha superado el estrés por covid, incluso cuando las muertes han disminuido este año. A mediados de marzo, su oficina había contado 337 muertes por covid en el condado, unas 60 más que el recuento oficial del estado. Eso es porque el forense cuenta a todos los que mueren en el condado, incluidos los que vivían en otros condados. Entre las personas en el recuento del forense, 311 no habían recibido ni una sola dosis de la vacuna contra covid. Pocos residentes usaban máscaras incluso cuando los casos eran altos a nivel nacional y local.
“Fue puro infierno”, dijo Lynch. “He sido médico forense desde 1996 y nunca recibí llamadas de enfermeras que informaran muertes llorando por teléfono o instalaciones que informaran dos o tres muertes a la vez”.
En Lewistown, la sede del condado, es fácil encontrar personas que conocían a algunos de los muertos.
En Corner Lunchbox en una tarde reciente, las manos de los cinco empleados y clientes se levantaron rápidamente cuando se les preguntó si conocían a alguien muerto por covid. La gerente, Sheila Saurbeck, de 65 años, dijo que había perdido a dos amigos. Ella misma tuvo covid el año pasado, pero se recuperó en un par de semanas.
Detrás del mostrador estaba la propietaria Lorrie Sirgey, de 56. Dijo que estuvo hospitalizada con covid durante cuatro días la primavera pasada antes de vacunarse. “Fue un momento aterrador”, dijo.
Como en otras partes del país, el condado de Mifflin ha visto caer drásticamente los casos de covid desde enero. Es inusual ver a alguien con máscara. Expertos en salud señalan varios factores detrás de la alta tasa de mortalidad del condado de Mifflin:
- Una gran población de personas mayores: el 22% de los residentes tienen 65 años o más.
- Una baja tasa de vacunación contra covid (51% de los residentes están completamente vacunados, en comparación con el 63% en todo el estado).
- Las grandes poblaciones de amish y menonitas; los amish constituyen más del 8% de los residentes del condado. Los miembros de esas comunidades en gran medida no se vacunaron y, a menudo, se reunieron para grandes bodas y funerales durante los últimos dos años, según funcionarios del condado. Los amish, en particular, tienen bajas tasas de vacunación porque desconfían de la intervención del gobierno y dependen de las tradiciones familiares para la medicina preventiva.
Kevin Kodish, comisionado del condado de Mifflin, también culpa a la política.
“Aquí somos muy rurales”, dijo. “Hay un fuerte apoyo republicano y a Trump, por lo que al principio la gente se mostró escéptica sobre covid porque él minimizó la enfermedad. Y creo que eso siguió con un escepticismo por las vacunas”.
Tener tantas muertes en el condado de unas 45,000 personas es difícil de comprender, agregó. Su propia madre de 94 años, que vivía en un hogar de adultos mayores, murió el año pasado poco después de infectarse.
Kodish, el único demócrata en la Comisión del Condado de tres miembros, dijo que covid dividió a la comunidad, entre personas que tomaron la enfermedad en serio y se vacunaron, practicaron el distanciamiento físico y usaron máscaras, y otras que solo querían vivir sus vidas normales.
Aunque covid ha sido devastador para muchas familias, la alcaldesa republicana de Lewistown, Deborah Bargo, reconoció el número de muertos pero se centró en cómo está mejorando la economía de su ciudad.
“Ha sido duro para aquellos que han perdido a sus seres queridos y ese dolor nunca desaparece”, dijo Bargo, quien ha sido alcaldesa durante 15 años. “Pero, económicamente, nos hemos recuperado”.
Bargo señaló que casi todos las vidrieras de los negocios del centro están ocupadas, se está restaurando un teatro centenario y un joven empresario menonita abrió recientemente una cafetería-panadería.
Agregó que le preocupa que muchas personas mayores que se quedaron en sus hogares por temor a covid hayan cambiado para siempre por el aislamiento. En su iglesia, dijo, las personas que usan máscaras aún se sientan alejadas de los demás.
Noah Wise, de 59 años, supervisor de caminos en Burnham, justo al norte de Lewistown, dijo que no lo está sobrellevando bien. Su esposa, Lisa, enfermera del departamento de atención ambulatoria de Geisinger, murió de covid en diciembre. Tenía 58 años y no se vacunó porque le preocupaba cómo la vacuna afectaría una condición de salud crónica, a pesar de que los expertos en salud dicen que las personas con afecciones crónicas tienen más probabilidades de sufrir consecuencias graves y la muerte por covid.
Wise dijo que Lisa probablemente contrajo el virus de él después de que se infectara en octubre. “No se arrepintió de no haberse vacunado”, dijo Wise. “Ella pensó que saldría adelante”.
La muerte de su esposa no lo convenció de vacunarse porque cree que su infección anterior le dio inmunidad. La inmunidad natural confiere cierta resistencia a contraer la enfermedad, pero su fuerza es muy variable, por lo que los expertos en salud instan a las personas infectadas a que se vacunen.
Jenny Barron Landis, directora ejecutiva de la Oficina de Visitantes del Valle del Río Juniata, que cubre el condado de Mifflin, dijo que muchos miembros de la comunidad no estaban interesados en recibir órdenes de científicos del gobierno. “Tenemos muchos agricultores independientes y dueños de negocios que no estuvieron de acuerdo ni cumplieron con los mandatos, y eso ha jugado un papel importante aquí en la cantidad de muertes y la cantidad de casos”, dijo.
En ese contexto, Geoff Burke, director de una funeraria local, recordó semanas en las que su funeraria de Lewistown manejó hasta 17 muertes, muchas de ellas por covid, el triple de su promedio. “Estábamos abrumados”, dijo. “Covid devastaba a nuestra ciudad a medida que pasaba de un hogar de de adultos mayores a otro”.
El 15 de marzo, Geisinger Lewistown, un hospital de 133 camas, tenía solo dos pacientes con covid, frente a los 50 de principios de este invierno, dijo el doctor Michael Hegstrom, director médico de la región de Geisinger que incluye el condado de Mifflin. Geisinger se negó a revelar qué porcentaje de sus empleados en el hospital de Lewistown han sido vacunados contra covid. Solo dijo que todos sus empleados están vacunados o recibieron una exención. Geisinger también se negó a revelar cuántos de sus empleados en Lewistown murieron por covid.
Sin embargo, el hospital sigue siendo afectado por el virus. Está funcionando por encima de su capacidad debido a la gran cantidad de pacientes con problemas médicos, como enfermedades cardíacas y cáncer, que pospusieron la atención durante la pandemia, dijo Hegstrom.
Connie Houtz dijo que las muertes de Eric y Toby, dos de sus tres hijos, habían sido difíciles, pero que estaba agradecida por la familia y los amigos y la fe fuerte. Houtz recuerda a Toby, quien tuvo algunos problemas de salud, incluido cáncer de intestino delgado hace unos años, como «tranquilo y un oso de peluche gigante». A Eric, que tenía hipertensión, le encantaba pasar tiempo con su hija y llevar a la adolescente a pescar, contó Houtz.
Ambos hermanos montaban motos Harley-Davidson y pasaban el tiempo con amigos en un bar cerca de su casa. “Todavía te golpea pensar que realmente se hayan ido”, dijo.