El miércoles 20 de enero, Nyssa Davis, una menor de tan solo nueve años, fue asesinada a tiros en su casa, en el norte de Filadelfia, después de que se alejara un poco de su aula de clases virtual. Nyssa fue a de varios niños que quedaron en su casa sin la supervisión de un adulto, cuando recibió un disparo en la cabeza con una pistola que estaba sin seguro. Su muerte se suma a una inquietante tendencia nacional de jóvenes víctimas de violencia con armas de fuego. Según el “Gun Violence Archive” (Archivo de violencia con armas), un grupo de investigación independiente que recopila datos sobre este tema, en 2020 hubo 987 niños menores de 17 años que murieron a causa de violencia con armas de fuego, y otros 2.824 que resultaron heridos. De las muertes, 209 fueron niños entre 0 y11 años; y 486 de esa edad sufrieron heridas de bala. Muchos de ellos se verán afectados físicamente por el resto de su vida, y todos ellos se verán afectados mental y emocionalmente por el trauma.
Este artículo no pretende discutir sobre la segunda enmienda y el derecho a portar armas o defender nuestros hogares. No se trata de la proliferación de compras de armas y de la relativa facilidad con que se pueden adquirir tanto legal como ilegalmente. No se trata de cómo las comunidades negras y las minorías de todo el país están siendo devastadas todos los días por tiroteos, que las mantienen en un estado de terror permanente. Esos son temas que pueden y deben ser discutidos y debatidos a niveles más amplios, por nuestros gobiernos locales y estatales, así como involucrando públicamente a la comunidad.
Esta nota es simplemente una súplica, a que los adultos que tienen armas de fuego en el hogar usen todas las medidas de precaución para mantener a todos, especialmente a los niños, seguros. El acceso a las armas debe limitarse a los adultos en el hogar y solo a aquellos en quienes se puede confiar su manipulación y su depósito. Todos somos curiosos por naturaleza, nacemos así. Los niños, debido a su inexperiencia de la vida, son más curiosos que los adultos y un simple «no» o «no tocar» no siempre va a funcionar. Por lo tanto, como padres se deben tomar las medidas necesarias para garantizar su cumplimiento, y negarles todo acceso posible para evitar que que puedan encontrar el arma.
Mantener su arma descargada y guardar la munición por separado es una de las normas mínimas de seguridad que deben tomarse. También se debe usar un seguro para la pistola, correctamente cerrado y solo el propietario debe disponer de la llave o la clave. Asegurar el arma no significa simplemente «esconderla», a los niños les encanta encontrar cosas que deben estar ocultas para ellos. Para proteger mejor sus armas de los niños, debe procurarse una caja fuerte y, de nuevo, la combinación o la llave deben estar disponibles solo para los adultos responsables del hogar. Hay modelos que se pueden empotrar de forma segura dentro de la pared, para evitar que un ladrón se cargue con todo y caja fuerte.
En 2020, la Asociación de Comerciantes de Armas de Fuego informó que el 40% de las ventas de armas fueron a compradores por primera vez; lo que equivale a cerca de cinco millones de nuevos propietarios de armas. Sin la capacitación debida ni las prácticas de seguridad adecuadas, muchas de estas armas permanecen cargadas y al alcance de menores o de personas que no están autorizados para usarlas, con el riesgo de que las usen de forma inadecuada, para suicidarse, o para disparar accidentalmente y herir a alguien. Con el fin de prevenir otras muertes como la de Nyssa Davis en el futuro, los propietarios de armas responsables deben seguir todos los pasos necesarios para salvaguardar la seguridad de cada persona en sus hogares.
Fuentes:
GVA 2021 (Archivo de violencia armada), tomado de: https://www.gunviolencearchive.org/
NSSF (agosto de 2020). Los compradores de armas de primera vez crecen a casi 5 millones en 2020. Asociación de Comerciantes de Armas de Fuego.