Carmela con sus cuatro hijos/ Leticia Roa Nixon

Filadelfia, PA- El 20 de junio fue el “Día Mundial de los Refugiados”, en Filadelfia más de 100,000 refugiados han hecho sus hogares desde la década de 1970, enriqueciendo esta ciudad que reconoce a los inmigrantes en general, en especial como trabajadores esenciales durante la Pandemia.

Finalmente vemos que pasaremos de la fase amarilla a la verde, pero hay familias vecinas que vienen viviendo un encierro extremo.

Si de por sí es desafiante vivir en confinamiento por el Covid-19, mucho más difícil es estar en “santuario” en el caso de inmigrantes indocumentados que han buscado alivio de la deportación en iglesias debido a que los oficiales de inmigración consideran a las iglesias como “lugares delicados”, en los cuales se evita entrar a detener a los inmigrantes indocumentados que están en “santuario”.

En la entrada de la iglesia festejando la salida de Suyapa Reyes/Leticia Roa Nixon

Ese es el caso de Carmela Apolonio Hernández y sus cuatro hijos quienes llevan viviendo dos años y medio en “santuario” para evitar su deportación. Carmela y su familia entraron en la iglesia “The Advocate’ del norte de la ciudad en diciembre de 2017 y ahora se encuentran en la iglesia “Germantown Mennonite” esperando que la oficina de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) otorgue sus Visas U.

Esta es su Historia

En 2015, Carmela y sus cuatro hijos y dejaron su hogar en el estado de Guerrero, México para buscar asilo en los Estados Unidos. Su hermano quien era conductor de taxi y su sobrino quien tenía un puesto de comida fueron asesinados por no pagar “la cuota” de extorsión al crimen organizado. Los extorsionistas la golpearon a ella y a su hija mayor, Keyri. Fue entonces que decidió irse de México con sus cuatro hijos. Al llegar a la frontera con San Diego pidió asilo, pero dicha petición fue rechazada. Carmela solicitó posteriormente una Visa-U, que protege a los inmigrantes que han sido víctimas de crímenes si cooperan con las autoridades locales.

Celebrando la libertad de la familia de Suyapa en marzo/Leticia Roa Nixon

“Su vida y la vida de sus hijos están en peligro si son enviados de regreso a México. Es por eso por lo que, ella todavía está en la iglesia por más de dos años desde que puso su pie en santuario”, ha dicho el abogado David Bennion, director ejecutivo de Free Migration Project y abogado de Carmela Apolonio Hernández.

Vida en Santuario

Son muchas las lágrimas que Carmela ha derramado a lo largo de estos dos años y medio, sobre todo cuando siente que la fuerza de seguir luchando por ser libre se está desvaneciendo. “Estar en santuario requiere mucha valentía y ánimo porque estoy encerrada. ¿Cuándo voy a salir de aquí? ¿Se llegará a resolver mi caso?, nosotros no somos criminales”, dice Carmela.

Es una lucha de minuto a minuto, hora tras hora, día tras día.

Hay veces que se siente muy estresada y deprimida, especialmente ahora que sus hijos no han podido ir a la escuela por el coronavirus.

Sus hijos Fidel, Keyri, Yoselin y Edwin han ido a la escuela desde enero de 2018. Ese primer día de escuela fue de incertidumbre para su familia. Se preguntaban si los oficiales de inmigración (Inmigration and Customs Enforcement-ICE) vendrían a detenerlos. “Yo tomé la decisión de que fueran a la escuela porque tienen el derecho de ser educados, de qué socialicen con otros niños, que jueguen durante el recreo y que tenga una vida lo más normal posible”, afirmó Carmela.

El mes de junio también se celebra el Mes de la Familia, son muchos inmigrantes que por amor a la suya se sacrifican por darles una mejor vida a los suyos. Pero hay otros como en el caso de esta familia, que lo que buscan es salvar su vida.

A pesar los desafíos y la larga espera en “santuario”, Carmela no ha dejado de luchar por su libertad y la de sus hijos. Ellos son parte de la comunidad de 50 inmigrantes indocumentados que viven actualmente en “santuario” en los Estados Unidos. Carmela Libre, ha sido la consigna que los activistas gritan y publican en las redes sociales, pero su apelo no ha dado resultados.

Por ser un valiente ejemplo de los inmigrantes indocumentados que viven actualmente en “santuario”, por su resiliencia  en espera de no ser deportada a México con sus hijos donde  sus abogados apelan que corren peligro de muerte, por su solidaridad con Suyapa Reyes quien salió de “santuario” el 12 de marzo de 2020 en Filadelfia, por su fuerza como madre para proteger a sus hijos y que algún día sean libres, la vida de Carmela y las de sus hijos que han resistido esta larga espera en confinamiento, los hace ser una Familia de Impacto.

La ayuda que Carmela necesita
Carmela ha contado con el apoyo de Nuevo Movimiento Santuario, de Juntos, de reverendos y pastores, de personas de la comunidad, activistas, voluntarios, y su abogado David Bennion que lucha incansablemente en su caso.
Ahora, más que nunca, la ayuda que Carmela necesita son las llamadas constantes a legisladores para que sus hijos y ella puedan conseguir su Visa U y salir de “santuario”.

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