Eliud Gautier todavía no realiza que los cientos de miles de inmigrantes indocumentados que se encuentran residiendo en el Estado de Nueva Jersey, serán capaces de obtener una licencia de conducir luego de que a finales del 2019 el gobernador Phil Murphy firmará una ley por la que estuvo luchando arduamente desde hace casi media docena de años.
Mientras Murphy firmaba el tan esperado proyecto en ley, Eliud recordaba todo el sinuoso recorrido que en un principio vivió casi solo. Algo que yo recuerdo cuando me lo llegaba a encontrar en diferentes eventos donde él aparecía a lo largo y ancho del Estado Jardín, siguiendo al entonces candidato Murphy para tratar de comprometer públicamente a que una vez gobernador, impulsará una ley que le diera la tranquilidad de poder manejar sin sentirse un criminal, a los muchos hispanos indocumentados que pasaron por su oficina, buscando poder comprar una casa.
Ahí, fue donde conoció de la estresante vida de muchos inmigrantes que trabajan arduamente para conseguir mantenerse aquí y ayudar a sus familias en sus lugares de origen.
Eliud recuerda decenas de historias y de miradas de amargura y de esperanza, que le inspiraron a abrazar un sueño ajeno, que desde entonces se convirtió en un propósito de vida. Cuando le pregunte sobre cuál era la diferencia entre él y cientos de miles de personas que saben de las tragedias que pasan las familias de los inmigrantes indocumentados, y que los ignoran, que saben que son deportados e inclusive separados de sus hijos después de haber sido detenidos mientras circulaban en ciudades con políticas anti inmigrantes, donde los policias actuan como agentes de migración llamándolos para que su detención; Eliud con voz entrecortada me responde que no sabe, que simplemente tuvo que aceptar que el Espíritu Santo lo guiará.”Yo no lo escogí, me tocó a mi corazón y no pude hacer más nada” Eliud fue pastor y su fe en el Evangelio ha sido la columna que ha regido su vida de servicio. Originario de la ciudad de Nueva York, llegó a la ciudad de Filadelfia hace décadas y se estableció en Nueva Jersey.
Aquí creció en muchos sentidos y se desempeñó en varias profesiones, entre ellas la que heredó de su familia de servicios funerarios. A pesar de convivir cotidianamente con la muerte, nunca se desensibilizar.
Todo lo contrario, su lucha es por una vida digna para todos independientemente de su estatus migratorio. Ahora le llegó el tiempo de jubilarse con una gran satisfacción que le costó muchos sacrificios, e inclusive enemistades. Eliud no repara en declararse Republicano, lo que le cerraba las puertas en ambos lados de los espectros. Parecía una contradicción que un Republicano se saliera de la agenda, y algo sospechoso para los “Progresistas, Independientes o Demócratas”. “Algo oculta, le cuestionaban”… “Está haciendo negocio y se aprovecha de la gente”. Es de lamentar que no creamos que la gente pueda luchar como él voluntariamente, por la simple razón de sentirse comprometido a hacerlo, por amor genuino al prójimo, por estar con el débil y necesitado. Eliud, estaba rodeado celebrando con canciones emotivas y cantos de “¡Sí, se pudo!” que resonaron en el edificio de Make the Road NJ en Elizabeth, una ciudad que alberga a unos 70,000 latinos.
Son cerca de 5.3 millones de inmigrantes indocumentados a nivel nacional serán elegibles para obtener una, de acuerdo con el Center for Migration Studies. Y Eliud será en Nueva Jersey, uno de los principales activistas que se movilizaron para que una buena cantidad de ellos, puedan manejar sin que tengan que sentir un escalofrío en la nuca cada vez que pasa cerca de una patrulla. La historia de este boricua, será una de las historias que contemos en este espacio dedicado a vidas que como la suya, han sido de gran impacto. Esta historia continuará….
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