NUEVA YORK— “Si no hay fotografías, no sucedió”, es un estribillo común cuando se busca una prueba de que la historia de alguien o algún evento realmente tuvo lugar.
Pero en un mundo donde la tecnología hace que la manipulación de fotos esté al alcance de los celulares, la idea de que una imagen es una verdad absoluta se ha vuelto obsoleta. Y una foto a veces puede plantear tantas dudas como se suponía que debía responder.
Eso quedó de manifiesto en los últimos días cuando la controversia recayó sobre una imagen de Catalina, la princesa de Gales, y sus tres hijos. Diversas agencias de noticias, incluida The Associated Press, publicaron y luego se retractaron de la imagen divulgada por el Palacio de Kensington por temores de que hubiese sido manipulada, lo que llevó a Catalina a decir en redes sociales que ocasionalmente “experimentaba” con la edición de fotos.
No es la única.
De ser algo que consumía mucho tiempo y requería una gran experiencia técnica en los días de los negativos en película y los cuartos oscuros, la edición fotográfica se ha convertido en algo que prácticamente cualquiera puede hacer con tecnología digital, desde agregar filtros hasta recortar imágenes y mucho más. Abundan las aplicaciones que ofrecen las experiencias más fáciles para crear y retocar fotos y videos que luego se pueden transmitir fácilmente por internet y redes sociales.
“Cubre las imperfecciones y deja que tu verdadero yo brille”, dice un anuncio de la aplicación Facetune. “Elimina y cambia los fondos al instante”, dice entusiasmado el sitio web de la aplicación Fotor. “Nuestro removedor de objetos de IA está listo para ayudarlo a deshacerse de objetos no deseados”.
El Salvaje Oeste de alteración de imágenes abre nuevas fronteras para la gente común y crea dolores de cabeza para aquellos que esperan que las fotos sean una representación documental de la realidad.
MASIFICACIÓN DE MANIPULACIÓN
Los fotoperiodistas y las principales organizaciones de noticias siguen normas y códigos éticos en torno a las fotografías. Estas organizaciones suelen dar una importancia absoluta a la autenticidad de la imagen y rechazan las imágenes que han sido alteradas de alguna manera. Pero los esfuerzos para identificar imágenes alteradas pueden verse obstaculizados por las aplicaciones cada vez más fáciles de usar en celulares y computadoras que permiten a cualquiera diseccionar y modificar, pieza por pieza, lo que capturó la cámara.
La generalización de la manipulación ha dado lugar a algunos momentos interesantes y virales, como el de marzo de 2023, cuando una imagen generada artificialmente del papa Francisco con una chaqueta blanca de moda urbana atrajo a multitudes que pensaban que era real.
Pero hay riesgos y peligros en un mundo en el que el hecho de que veas algo no significa debas creerlo absolutamente, dijo Ken Light, profesor de fotoperiodismo en la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de California en Berkeley.
“El papel de la fotografía ha sido el de servir de testimonio y registrar para el momento, pero también para la historia. Y no creo que ninguno de nosotros sepa a dónde va”, dijo. El auge de la manipulación visual que pone en duda si algo es real o no “deshilacha tremendamente el tejido de la cultura en el momento, pero también en el futuro”.
Fred Ritchin, decano emérito de la escuela en el Centro Internacional de Fotografía y exeditor de imagen de The New York Times Magazine, estuvo de acuerdo. ”‘La cámara nunca miente’ es una idea del siglo XX. No es una idea del siglo XXI”, dijo. “Todas estas son mitologías detrás de las cuales todavía nos escudamos y que realmente no hemos confrontado”.
La gente sabe desde hace mucho tiempo que algunas imágenes son manipuladas, como las modelos de portada de revista. Algunos han expresado su preocupación por el impacto que los estándares de belleza artificiales y manipulados pueden tener en las niñas y las mujeres.
Pero en realidad no han llegado a un acuerdo con lo extendida que está la manipulación digital en otras áreas como las redes sociales, donde es practicada por una amplia variedad de personas comunes, dijo Lexie Kite, quien con su hermana Lindsay ha investigado sobre la imagen corporal y los medios de comunicación y escribió “More Than A Body: Your Body Is an Instrument, Not an Ornament”.
“Es importante que todos nos anclemos en la verdad de que la manipulación digital es nuestra realidad”, dijo.
IDENTIFICAR IMÁGENES ALTERADAS
Las personas pueden tratar de lidiar con los efectos de la manipulación fotográfica, dijo Hany Farid, profesor de la Universidad de California en Berkeley, cuya investigación se centra en el análisis forense digital y el análisis de imágenes.
Los espectadores necesitan “reducir un poco la velocidad, ser un poco más cuidadosos, ser un poco más reflexivos” sobre lo que están viendo en lugar de simplemente asumir que cualquier imagen que vean es un hecho, dijo.
Por el lado de la tecnología, dijo que se están desarrollando formas de rastrear las imágenes y esclarecer si han sido alteradas.
Si bien, tales medidas pueden mitigar algunos de los problemas, dijo, no eliminarán el problema, ni nos llevarán de vuelta a los tiempos donde podíamos tener una fe perdurable en la imagen, como lo hicieron las generaciones anteriores con las fotografías que ahora consideramos indispensables.
“De casi todos los incidentes importantes de nuestra historia, guerras, conflictos, desastres, hay una foto emblemática”, dijo. “Son tan poderosas porque capturan este conjunto increíblemente complejo de hechos, emociones e historia en una sola foto. Y no sé si podemos seguir teniendo eso. Es un mundo muy diferente”.
Quizá el viejo adagio también ha sido manipulado: “Incluso si hay fotos, tal vez no sucedió”.