Buenos Aires, Argentina- Sin temor a equivocarnos, bien podríamos decir que en la República Argentina, todo se resuelve en diciembre. Al menos, los hechos trascendentes que cambian la historia y que intentan disimular el fracaso de las gestiones y acciones de los once meses restantes. Incluso, pareciera una maniobra orquestada ante la distracción de los sufridos habitantes que tienen su cabeza en otras cosas “más importantes” como la compra de petardos, la comida para llevar a la casa de la suegra o la espera frente al reloj esperando que termine este 2020 fatídico por donde se lo mire.
De hecho, esta última semana fue la elegida para sancionar finalmente la ley de “Interrupción voluntaria del embarazo”, catalogada como “Una histórica conquista femenina” por parte de los “verdes”, como “Una de las jornadas más macabras de la historia reciente” por parte de los “celestes” y con un tibio “Toda persona descartada es un hijo de Dios” por parte del Papa Francisco, de quien se esperaba una condena mayor. Mientras que la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) fue un tanto más dura al decir que esta decisión “Ahondará aún más las divisiones en la Argentina”. Compromisos políticos si los hay.
Pero tal vez lo más llamativo de esta sanción, fue cómo se llegó a esta absoluta mayoría (38 a favor, 29 en contra y una abstención) cuando a horas del inicio del debate se hablaba de un virtual empate con decisión final de la presidente del Senado, la señora Cristina Fernández de Kirchner. Evidentemente los jefes de bloque operaron de tal manera que consiguieron que algunos senadores dieran vueltas sus ideas y se volcaran al “Afirmativo” quién sabe a cambio de qué, pero lo claro es que aquí entró a jugar una nueva interna de Cambiemos, que hizo que la oposición desoyera la palabra del líder Mauricio Macri, férreo defensor del No.
Otro tema que tuvo resolución en vísperas fue la nueva cachetada a la clase pasiva al convertir en ley una nueva fórmula de movilidad para actualizar sus sueldos. Esta ley, a decir del diputado Juan Manuel López, “Trasladará a los jubilados y a los pensionados los riesgos de la macroeconomía argentina”. Como contrapartida y tal si fuera una broma por el día de los inocentes, el juez federal Ezequiel Pérez Nami, autorizó a la expresidente Kirchner a cobrar dos pensiones honoríficas, eliminar de esas retribuciones el pago del impuesto a las Ganancias y cobrar los intereses retroactivos desde el mismo momento que el ex presidente Mauricio Macri, suspendiera tales atribuciones.
Y mientras, y también como “golpe maestro” arrancó la vacunación limitada a personas esenciales de la controvertida vacuna rusa Sputnik V. Al respecto, el doctor John LaMattina, ex presidente de Investigación y Desarrollo Global de Pfizer, opinó que “Parece que Rusia está utilizando a la Argentina como conejillos de India en la prueba de su vacuna”, comentario que no cayó bien entre las autoridades gubernamentales y que aceptaron ser receptores como ejemplo de tranquilidad a la población. De todos modos, llegaron al país 300.000 unidades de la primera dosis, estando en espera el segundo cargamento para completar el proceso.
Un viejo cuentista, decía que “Lo que hagas a último momento será lo que la gente recordará” y quizá esta sentencia sea la que está aplicando el gobierno del presidente Alberto Fernández, ya que con tres golpes de efecto quieren hacer olvidar un año nefasto con malas aplicaciones en el tratamiento de la pandemia del COVID 19, con la creación de decenas de impuestos, con un valor dólar por las nubes, con limitaciones en la compra de divisas, con una inflación desmesurada, con el apoyo sistemático al gobierno de Venezuela, acusado de crímenes de lesa humanidad y erradicación étnica y con vergonzosas abstenciones en la OEA ante el tratamiento de estos casos; con la distribución a diestra y siniestra de planes sociales a cambio de futuros votos, con el apoyo a la usurpación de tierras con miembros del Estado como cabecillas y una serie de hechos más que hacen que el primer año de gobierno, haya sido de lo peor de los últimos tiempos.