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Esta semana vi a mi hija, Génesis Mercado-Arias, dirigirse a quinientos inmigrantes que acababan de recibir su ciudadanía estadounidense en Kansas City. La habían invitado a hablar con estos “nuevos ciudadanos” por su trabajo como abogada, defensora de los nuevos inmigrantes y por su trabajo con mujeres y niñas en el extranjero.

“Como hija de una organizadora comunitaria, vi el poder que tenemos cuando nos unimos, para crear una unión más perfecta, para defender lo que uno cree que es correcto”, les dijo Génesis. “Sean audaces en sus sueños, valientes en sus acciones, y sepan que no están solos en este viaje. Sus conciudadanos están a su lado, dispuestos a construir juntos una unión más perfecta”.

Mi corazón se llenó de alegría. Cuando entré a pie por primera vez a Estados Unidos, hace más de cuarenta años, era una refugiada adolescente que había tenido que dejar mi tierra natal devastada por la guerra, El Salvador. Nunca hubiera imaginado que llegaría un momento como ese. Los avances que logramos en la vida, como en nuestro trabajo, pueden parecer a veces pequeños, pero no son insignificantes.

Ella y nosotros -todos nosotros- somos la prueba viviente de que la democracia no es solo un sueño. Es una historia viva que todos podemos construir. Sin embargo, la democracia es algo que debemos elegir construir y luego defender.

Se acercan las elecciones de noviembre, y yo ya sé lo que está en juego para cada uno de nosotros, y para nuestra nación. Pienso en mis nietos, mis tres hijas, y en las responsabilidades que tenemos con todos los que están por venir. Debemos preguntarnos, ¿Qué podemos hacer para ayudar a orientar la historia de nuestra nación hacia un futuro mejor para todos?

Esta elección parece especialmente clara en este momento, cuando un candidato, Trump, dice que encarcelará y castigará a quienes se le opongan y quitará las libertades de las mujeres, los inmigrantes y las minorías. Sin embargo, esta no es la primera vez que nuestro país enfrenta divisiones tan profundas.

Para mí, la razón por la que voto es clara. Cuando vote, lo haré para defender todo lo que hemos logrado en los últimos cuatro años: tenemos una mujer afroamericana en el segundo cargo electo más alto del país. El 118º Congreso es el más diverso de la historia, con 61 Latinos como Alexandria Ocasio Cortez de Nueva York, Delia Ramirez de Illinois y Gregorio Casar de Texas, quienes juntos con otros líderes de color ayudan a dar forma a la legislación como presidentes de los comités. Tenemos 149 mujeres (la cifra más alta de la historia) en el Congreso. El 65 por ciento de los jueces federales que ha nombrado el presidente Biden son mujeres.

Tenemos el Gabinete más diverso de la historia, con cuatro Latinos – Miguel Cardona, Alejandro Mayorkas, Isabella Casillas Guzmán y Xavier Becerra en puestos claves. Mas líderes de color se desempeñan como secretarios del Desarrollo Urbano, Defensa y más. Y por primera vez una mujer nativa americana, Deb Haaland, sirve como secretaria del Interior.

Todo esto crea oportunidades para que avancemos en soluciones progresistas como nunca. Si bien todavía tenemos mucho más por hacer, votaré para defender y seguir construyendo sobre lo que hemos logrado.

Aún si no estuvimos en la sala con los fundadores de este país cuando redactaron la Constitución, el avance de Latinos y personas de color en puestos claves como estos nos ayuda a dar forma y gobernar este país hacia una democracia más perfecta en que todos podamos tener voz.

Esto es lo que debemos elegir: defender nuestra democracia, perfeccionarla para que trabaje en el beneficio de todos. Todo comienza con nuestros votos.

Publicado originalmente en Cómo construiremos una unión más perfecta | OurFuture.org by People’s Action

Sulma Arias es la directora ejecutiva de People’s Action y el People’s Action Institute.

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