Cierra un convulso 2024 y Elon Musk no deja de ser noticia a escala internacional a la par del presidente electo Trump. Llegó a ser finalista para “Persona del año” de la revista Time, galardón que volvió a recibir Trump, otra figura controversial que pone a reflexionar al mundo.
Musk, conocido por su papel como fundador y director ejecutivo de empresas innovadoras como SpaceX, Tesla y, más recientemente X Corp, ha dado un inquietante paso hacia la política. Trump anunció que será parte central de su gobierno, al nombrarlo codirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés), un puesto ideado por él mismo, y a su medida.
Nacido en Pretoria, Sudáfrica, en 1971, Musk mostró desde joven un talento excepcional para la tecnología y los negocios. A los 12 años vendió su primer videojuego, y más tarde se trasladó a Canadá y luego a Estados Unidos para continuar su educación en la Universidad de Pensilvania, donde obtuvo títulos en Economía y Física. Su carrera empresarial despegó con la fundación de Zip2, una empresa de software web, y luego con la creación de X.com, que más tarde se convirtió en PayPal.
Musk es ampliamente reconocido por su visión futurista y su capacidad para transformar industrias y ahora quiere transformar al país más poderoso del mundo (todavía). Con Tesla ha liderado la transición hacia vehículos eléctricos y energías renovables, y ha fundado otras empresas como Neuralink y The Boring Company, que buscan innovar en campos como la neurotecnología y la infraestructura urbana. Con SpaceX ha revolucionado la exploración espacial y suyas son ideas que parecen de ciencia ficción para la colonización de Marte, por lo cual se ha ganado la imagen de “hombre del futuro”, algo que se afianza con la creación de la red de satélites Starlink, con la que pretende democratizar el acceso a internet de alta velocidad a escala global y reducir la brecha digital.
El 15 de diciembre dejó entrever la posibilidad de lanzar Xmail, un servicio de correo electrónico destinado a competir con Gmail, lo que despertó entusiasmo y especulaciones en las redes sociales. La idea surgió a partir de un comentario en la plataforma X, al que Musk respondió diciendo que está “en la lista de pendientes”. Sin embargo, no se han proporcionado detalles oficiales ni fecha para su lanzamiento.
Por ser alguien dispuesto a desafiar las normas y transformar el mundo tal como lo conocemos, la revista Time nombró a Elon Musk “Persona del año” en 2021. “Este es el hombre que aspira a salvar nuestro planeta y conseguirnos uno nuevo para habitar”, argumentó la publicación en esa ocasión, y también lo describió como “payaso, genio, visionario, industrial, showman”, y un híbrido de Thomas Edison, P.T. Barnum, Andrew Carnegie y el personaje de la novela gráfica de ciencia ficción “Watchmen”, el Doctor Manhattan.
Como otros neurodiversos, eso le ayudó a su éxito
Celebrado por su capacidad visionaria y logros en industrias como la tecnología y la exploración espacial, ha demostrado que su diagnóstico de Síndrome de Asperger lejos de ser una limitación, ha aprovechado su forma particular de procesar información y resolver problemas, que le ha dado una ventaja competitiva, que lo ha llevado a revolucionar sectores como el de los automóviles eléctricos y los viajes espaciales. La forma en cómo aprendió a trabajar con las particularidades de su mente lo hacen un referente para aquellos que buscan convertir desafíos en fortalezas.
Inquietante obsesión por reproducirse
La obsesión de Musk por la natalidad y su afán por formar una familia numerosa refleja una visión personal y controvertida que mezcla ambiciones tecnológicas y biológicas con una narrativa casi mesiánica. Él mismo ha alertado sobre un posible colapso demográfico; de ahí su vehemente deseo de colonizar Marte. Pero su compleja vida familiar más bien parece un experimento social y a la vez un esfuerzo por consolidar su legado genético. A sus 53 años ya es padre de 12 hijos, varios de ellos gemelos.
Su peculiar cruzada procreativa, que incluye desde la donación de esperma hasta la fertilización in vitro, plantea preguntas éticas y su enfoque hacia la paternidad parece estar impulsado por un profundo miedo al “declive civilizatorio” y por un evidente deseo de control. Su capacidad para interceder en las decisiones de las madres de sus hijos, como elegir nombres o establecer condiciones de convivencia, ha generado tensiones e incluso enfrentamientos legales.
También se podría pensar que con tantos hijos Musk quiere revertir sus traumas de infancia, una época que estuvo marcada por experiencias negativas que dejaron cicatrices emocionales duraderas. En el colegio fue víctima de golpizas y bullying, al punto de requerir cirugías correctivas, mientras que en su hogar sufrió maltrato psicológico por parte de su padre, Errol Musk, quien lo denigraba con insultos como “idiota” e “inútil”.
Acosador sexual y mucho más
Uno de los aspectos más escabrosos de este personaje bizarro, es el referente a las acusaciones de acoso sexual. La más mediática fue la de una azafata de SpaceX. Según la demanda, Musk le habría mostrado su miembro sexual erecto, tocado su pierna sin su consentimiento y ofrecido comprarle un caballo a cambio de un masaje erótico. Aunque Musk negó las acusaciones, se reportó un acuerdo extrajudicial por 250,000 dólares. A esto se suman múltiples cuestionamientos sobre su conducta abusiva y “tóxica” y la cultura laboral en SpaceX, que tiene otros antecedentes como lo demuestra la demanda colectiva de sus exempleados, en la que lo acusan además de represalias.
Incursión en la política
Musk, el empresario más acaudalado del mundo —este mismo mes Bloomberg dio a conocer que es la primera persona en alcanzar un patrimonio neto de US$ 400.000 millones—, ha declarado en varias ocasiones su preferencia por mantenerse al margen de la política, ámbito en el que su influencia ha sido notable. Ha realizado jugosas donaciones a campañas políticas y ha utilizado su plataforma en redes sociales para expresar sus opiniones sobre políticas y regulaciones. En 2024 se convirtió en uno de los mayores donantes individuales de la campaña de Donald Trump, lo que subraya su creciente interés y participación en la política estadounidense, pero la suma destinada a la campaña representa apenas el 0,07 % de su fortuna total.
La inclusión de Musk en el Gobierno de Trump marca un nuevo capítulo en la carrera del magnate. Como codirector de DOGE se espera que aplique su enfoque innovador y su experiencia en la gestión de empresas tecnológicas para mejorar la eficiencia de la próxima administración. Su nombramiento genera entusiasmo y controversia: algunos ven en él una oportunidad para modernizar la administración pública, otros expresan preocupación sobre su influencia y posibles conflictos de intereses.
La revista Rolling Stone aseguró recientemente que Elon Musk podría beneficiarse de una exención de impuestos “por valor de decenas de miles de millones de dólares” durante los próximos cuatro años, si se concreta la rebaja de impuestos sobre la renta y para los multimillonarios anunciada por Trump.
Entre críticas y expectativas
Ese paso hacia la política no está exento de riesgos. A pesar de su popularidad, Musk enfrenta críticas tanto de la izquierda como de la derecha, por sus posturas sobre la regulación ambiental, el control gubernamental de las grandes empresas y sus actitudes hacia los derechos laborales. Además, su actitud provocadora en redes sociales, constante fuente de controversias, podría ser un obstáculo al momento de ostentar un cargo público. La política, con su carga de expectativas y exigencias, puede ser un terreno mucho más difícil de navegar que los pasillos de Silicon Valley.
Según reportó Los Angeles Times el 10 de diciembre, dentro del equipo del presidente electo hay una sensación de que Musk no solo apoya la agenda y los nombramientos de Trump, “sino que está decidido a hacerlos realidad hasta el punto de presionar a los republicanos que pueden ser menos partidarios”. El medio también mencionó que el gobierno entrante está sembrado de aliados de Musk, como el inversor de riesgo y exejecutivo de PayPal David Sacks, que ejercerá de “Zar de IA y Cripto de la Casa Blanca”, y Jared Isaacman, multimillonario del sector tecnológico que compró una serie de vuelos espaciales de SpaceX, y que fue elegido para dirigir la NASA.
El giro hacia la extrema derecha
El verano de 2023 marcó un punto de inflexión en la trayectoria de Musk, cuando tomó la inesperada decisión de renombrar Twitter como “X”. Este movimiento, incomprensible para los expertos en marketing, implicó un golpe al valor de una empresa por la que había pagado 44.000 millones de dólares. El cambio coincidió con un giro definitivo de Musk hacia la extrema derecha. El empresario, que en el pasado apoyó a los demócratas Obama, Clinton y Biden, adoptó posturas alineadas con movimientos ultraconservadores, caracterizadas por una desbordada desconfianza hacia las instituciones, alimentada por la pandemia y su rechazo al llamado “virus woke”, un término despectivo que critica los esfuerzos por la inclusión y la diversidad, que han sido criticados por estar llevando sus posturas al otro extremo.
La batalla personal de Musk contra lo “woke” tuvo consecuencias directas tanto en su vida personal como en su visión empresarial. La primera fue el distanciamiento con su hija, Vivian Jenna Wilson, a quien se dice que Musk considera “muerta” luego de su transición de género. Wilson, de 20 años, declaró en su primera entrevista —concedida a NBC News— que su padre fue un hombre ausente y cruel durante su infancia debido a su identidad queer y femenina. Esta misma cruzada ideológica marcó el destino de Twitter, una plataforma que, históricamente asociada con movimientos sociales progresistas como el 15M o Occupy Wall Street, fue desmantelada y transformada en “X”. Bajo esta nueva identidad, la red social se convirtió en un altavoz más cercano a la ideología de Musk y al servicio de figuras como Donald Trump, con la justificación de que “la civilización está en juego”.
Su futuro entrelazado al futuro del mundo
Otras de las preocupaciones es su muy público uso de drogas que podría ser un problema hasta de seguridad nacional. Su volátil personalidad, se conjuga con sus enfrentamientos previos afirmando que Trump representaba un mal reflejo de la sociedad estadounidense, mientras que Trump lo calificaba de “charlatán”. Ni Trump ni Musk se destacan por su apego a las reglas, ni por su disposición a ceder el protagonismo, esta pareja dinamita comparte una ambición desmedida por el poder y una inclinación por desafiar las normas; y aunque muchos apuestan a que esta alianza será breve, lo cierto es que el futuro de este dúo, en el que parece que Musk ha desplazado a Vance afectará para bien o para mal, a todo el planeta, habrá que esperar quién de los dos será realmente más influyente y quién servirá a quién.