El misterio de la desaparición de una mujer puertorriqueña reportado en noviembre de 2024 podría haber llegado a su fin, tras reportarse el hallazgo, por parte de la policía, de un cuerpo de mujer en un río del estado de Delaware, el cual, no obstante encontrarse en avanzado estado de descomposición, todavía mostraba unos tatuajes que parecen coincidir por los reportados por la familia de la víctima.
Normaris Colón Valles es el nombre de una mujer de origen puertorriqueño residente en Filadelfia, que el jueves 21 de noviembre de 2024, fue reportada como desaparecida por sus familiares. En el reporte recibido por la policía se establecía que era una mujer de 1,71 mts de altura, ojos marrones y cabellos rubios, originaria de Guayama, Puerto Rico, y se pedía reportar cualquier información a la División Nord Este de Detectives del Departamento de Policía.
Así se estableció que Normaris había sido vista por última vez en la madrugada del 21 de noviembre, hacia las 3 a. m., en un bar deportivo ubicado en el 8200 del Roosevelt Boulevard. Según testigos, habría salido del lugar acompañada de un grupo de hombres hispanos que, aparentemente, abordaron dos vehículos: un pick-up modelo antiguo de doble exosto y un BMW de color gris, en uno de los cuales, posiblemente se había subido Normaris.
Después de 4 meses de búsqueda angustiosa, el pasado martes 4 de marzo la policía de Wilmington, Delaware, respondió a una llamada telefónica donde se reportaba el hallazgo de un cuerpo en las riveras del Rio Christina, en un lugar cercano al 1100, al este de la calle 7. La División Forense de la policía se trasladó al lugar, donde pudieron recuperar el cadáver de una mujer que, según el estudio posterior, se calculó que podía llevar más de 3 meses en el agua.
A pesar del avanzado estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo, la policía se pudo establecer que se trataba de una mujer cercana a los 30 años de edad, de 5,7 de altura, que lucía el tatuaje de una flor de loto grande en el centro de su espalda y otro con un mandala en blanco y negro sobre su hombro derecho, y los difundió por las redes sociales, en la esperanza de que alguien los pudiera reconocer.
Efectivamente, poco tiempo después, la familia de la víctima se comunicó para corroborar que los tatuajes de las fotografías coincidían plenamente con los que tenía Normaris en su cuerpo, por lo cual, manifestaron que no tenían ninguna duda de que se trataba del cuerpo de la puertorriqueña desaparecida en noviembre.
Aunque la policía aún no ha oficializado que se trate de la misma mujer, hasta que no se realice una necropsia y se establezcan las causas de su muerte, además de comparar otros elementos de su cuerpo y los registros dentales, amigos y conocidos de la víctima han empezado a manifestar sus condolencias a la familia a través de las redes sociales.